
Muchas de estas situaciones ocurrieron en hospitales rurales o poco preparados, y en su mayoría bajo protocolos de “donación después de muerte circulatoria” (DCD), donde el paciente ya no es brain-dead pero está críticamente enfermo.
Robert F. Kennedy Jr. tuvo duras declaraciones sobre el sistema de trasplantes en hospitales, tras la investigación federal que reveló procedimientos de donación de órganos iniciados antes de que los donantes hubieran sido declarados muertos. En una declaración oficial del Departamento de Salud (HHS) publicada el 21 de julio de 2025, afirmó:
“LOS HOSPITALES PERMITIERON QUE EL PROCESO DE OBTENCIÓN DE ÓRGANOS COMENZARA CUANDO LOS PACIENTES AÚN MOSTRABAN SIGNOS DE VIDA, Y ESTO ES HORROROSO.”
Agregó que “las organizaciones de procuración de órganos… serán responsables. Todo el sistema debe ser corregido para garantizar que la vida de cada posible donante sea tratada con la santidad que merece”.
Eso desató una iniciativa de reforma del sistema de donación de órganos, con medidas como la exigencia de protocolos más claros sobre elegibilidad de donantes y la posibilidad de que cualquier miembro del personal detenga un procedimiento por riesgos de seguridad.
Un caso emblemático ocurrió en Kentucky por un hombre con sobredosis en 2021, Anthony Thomas Hoover II, que recuperó conciencia mientras se preparaba para un procedimiento de obtención de órganos. La cirugía fue cancelada después de que mostrara signos de dolor o movimiento, y luego falleció días después, ya ingresado en cuidados intensivos y sin haber sido donante.
Este caso se convirtió en evidencia central en audiencias del Comité de la Cámara, que calificó los eventos de “propios de una película de horror”.
Network for Hope, la OPO (Organización de Obtención de Órganos) responsable en Kentucky, Ohio y West Virginia, fue advertida por el HRSA y enfrenta posible decertificación si no implementa cambios urgentes como nuevas evaluaciones neurológicas constantes, protocolos claros y facultades a cualquier empleado para detener una extracción si hay dudas.
UNOS (Organizacion gestionando OPTN) y su CEO Maureen McBride denunciaron falta de supervisión unificada y fallas en el sistema, y pidieron reformas más incisivas.
Un hospital de Houston, Memorial Hermann, fue sancionado por manipular los criterios de donante y su programa fue declarado “usted no está en buen estado” (not in good standing) por OPTN.
¿Dónde está la controversia actual?
Algunos pacientes aún mostraban signos de vida (movimientos, reacciones neurológicas, actividad cardíaca). Y aún así se iniciaban procedimientos para extraer sus órganos vitales. Esto viola la “regla del donante muerto”, un principio ético básico:
“No se puede causar la muerte del donante para obtener sus órganos”.
En al menos 28 casos, se comenzó el proceso quirúrgico para retirar órganos cuando los pacientes aún mostraban signos de vida.
En otros 73 casos, se detectaron movimientos neurológicos, reflejos u otros indicios de actividad cerebral, lo cual indicaba que no estaban legalmente muertos.
Los órganos involucrados incluían corazón, pulmones e hígado completo (es decir, órganos vitales que solo se pueden extraer legalmente cuando la muerte está confirmada sin lugar a dudas).
Para extraer órganos como: Corazón, pulmones, hígado completo, páncreas completo …el paciente debe estar legalmente muerto, ya sea por: Muerte cerebral total (cese irreversible de toda función del encéfalo), o muerte circulatoria (sin latido ni respiración por un tiempo prudente, usualmente 5 minutos sin reanimación). Pero en estos casos se avanzó con la cirugía mientras el paciente aún mostraba latido, movimientos o actividad cerebral residual.
Hay varias hipótesis de por qué ocurrió esto
Las hipótesis explicativas fueron identificadas explícitamente en el informe de investigación de HHS/HRSA, y algunas también surgieron durante el testimonio ante el comité de la Cámara de Representantes de EEUU.
Evaluaciones neurológicas deficientes: La investigación encontró que en muchos casos se evaluaban mal los signos neurológicos, lo que llevó a considerar donantes como muertos incluso cuando mostraban actividad cerebral o dolor durante el proceso.
Falta de coordinación entre equipos médicos y agencias de procuración:
Se reportaron errores en la comunicación entre el hospital del paciente y la organización de extracción (OPO), por lo que se iniciaron procedimientos sin una confirmación adecuada desde el equipo clínico principal.
Consentimiento cuestionable o mal gestionado: Se detectaron inconsistencias o falta de información adecuada para las familias y pacientes, lo que generó dudas sobre si realmente se autorizó el procedimiento en condiciones éticas.
Presión operacional para cumplir metas de desempeño: Los OPO enfrentaron incentivos para acelerar donaciones y mejorar sus números, lo que pudo haber llevado a atajos o procedimientos prematuros, especialmente bajo protocolos de muerte circulatoria (DCD) donde el tiempo es crítico.
Clasificación errónea de la causa de muerte: Algunos pacientes fueron catalogados con causas de muerte incorrectas (ej. sobredosis) lo que influyó en una interpretación equivocada de su estado clínico real.