Harris mejor que Trump en el debate: ¿por qué no importa tanto?

Tras el primer debate presidencial entre Trump y Biden que tuvo lugar el pasado 27 de junio, vimos a un Biden abandonando la campaña presidencial por presión de su partido, debido a su evidente incapacidad cognitiva. Teníamos un escenario claro donde Trump ganaría de manera muy sencilla. Kamala Harris, la vice de Joe Biden, tenía apenas un 4% de apoyo, tenía un perfil impopular, poco atractivo, era vista como contradictoria y poco carismática. Tenía en su propio partido un 43% de imagen negativa. El 28% de los estadounidenses afirma no conocer suficientemente la nueva candidata demócrata, quien es su vicepresidenta hace 4 años. El desastroso papel de su administración contribuía a la mejora de imagen del republicano. Nada parecía detener a Trump. Llegó el atentado que casi acaba con su vida el 13 de julio de 2024; su casi heroico grito de ¡fight fight fight! luego de que una bala rozara su oreja parecía asegurar aún más su victoria. El 14 de julio, Elon Musk lo respaldó públicamente; el 24 de agosto, el demócrata Robert Kennedy Jr. lo apoyó, casi sellando la posibilidad de obtener una victoria en las elecciones del 5 de noviembre.

Los debates son importantes para el fortalecimiento de la democracia, pero no son tan importantes o determinantes para ganar o perder una elección. Solo basta recordar el último debate presidencial en Argentina, entre Sergio Massa y Javier Milei, donde a pesar de que Massa pareció imponerse ampliamente en el debate, Milei terminó ganando las elecciones.

¿Por qué esto es así? Porque generalmente el 95% del electorado ya está decidido a quién votar de manera previa; el debate apunta a convencer al 5% de indecisos.

No se debe perder el foco; el de anoche no fue un debate, fue un juicio político en vivo contra Trump, donde los dos moderadores fueron, junto a Harris, jueces y acusadores. Definitivamente fue una lucha desigual de 3 contra 1.

Kamala Harris rechazó hacer el debate en Fox News y Trump aceptó hacerlo en un territorio adverso de ABC News, sabiendo que serían totalmente hostiles contra él. El 10 de septiembre se enfrentaron en el National Constitution Center, en Filadelfia, Pensilvania.

La dinámica del debate y los moderadores fueron un verdadero desastre; el solo hecho de ver a los periodistas cuestionando a Trump, contradiciéndolo y sugiriendo que él decía falsedades fue bochornoso. Hasta en Argentina son más ordenados e imparciales. A Harris se le permitió utilizar cada una de las fake news anti-Trump más resonantes de los últimos años, sin siquiera ser interrumpida. Como cuando afirmó que el republicano prometió un baño de sangre si no es elegido, cuando él, en esa ocasión, en marzo de este año en un mitin de Ohio, dijo que la industria automotriz sufriría un baño de sangre si él no ganaba las elecciones, debido a las ineficientes políticas energéticas de Joe Biden.

El papel de la cadena de noticias ABC News fue lamentable. Jugó un rol totalmente parcial, llegando al extremo de hacer un chequeo en vivo de todo lo que decía Trump, chequeo que, por cierto, fue falso.

La mayoría de los tópicos eran favorables a la campaña Harris, la mayoría de las intervenciones también. A Kamala la dejaban desarrollar su exposición, a Trump lo cortaban siempre.

¿Cómo pudo ser un tópico el asalto al Capitolio de 2021?

Pudimos observar a una Kamala Harris totalmente coucheada, preparada, afilada. Ella hizo los deberes, cada gesto y palabra fue calculada, al punto que lució artificial por momentos. El equipo demócrata de Couch logró el milagro de convertir a una candidata incapaz de responder una simple pregunta frente a una cámara, o incapaz de dar un solo discurso, en una elocuente contrincante «presidenciable» que apeló a avivar la carta del género y su origen socioeconómico. Harris abordó casi todos los temas importantes que Biden no logró tratar: los juicios penales de Trump, el Proyecto 2025, los eventos del 6 de enero, su admiración por líderes autoritarios, sus comentarios sobre John McCain, la violencia racista en Charlottesville y las críticas de ex asesores de Trump.

El expresidente republicano estuvo a la defensiva casi todo el tiempo, solo pudo rematar con un buen final llevando la conversación hacia temas que causan preocupación a la gente: inmigración, economía y hacer del mundo un lugar más seguro.

Pero en general, la actitud desafiante de la candidata demócrata sorprendió a Trump. No le dio la oportunidad de guiar la conversación hacia sus temas favoritos y lo obligó a hundirse en sus propias incomodidades. Harris golpeó meticulosamente cada punto débil de Trump. Y cuando él quería defenderse, era interrumpido por los periodistas.

Los moderadores llevaban la conversación hacia tópicos que beneficiaban a Harris.

¿COMO COMENZÓ?

Ella largó de manera nerviosa, algo apresurada, rígida y muy adherida a su guion. El primer tema, la economía, favoreció a Trump, quien aprovechó la oportunidad para culparla de la inflación y calificarla de «marxista». El republicano debería haber explotado más el tema. Duró apenas unos 9 minutos. Ella prometió, como todo socialdemócrata, repartir cientos de miles de dólares a pequeñas y medianas empresas y a familias.

Harris se mostró más relajada cuando la conversación giró en torno al aborto, un tema en el que se siente segura y a gusto. Apeló al sesgo ideológico hegemónico; no se trata de asesinatos de hijos no nacidos, sino de «derechos de la mujer a decidir» y una cuestión de «derecho reproductivo». El tópico se extendió bastante; cuando pensábamos que había pasado, los «moderadores» seguían insistiendo. La demócrata sugería que Trump era un antiderechos y un prohibicionista. Donald reivindicó como su obra el derribo de Roe vs. Wade y señaló que es una decisión de cada Estado y que no prohibiría el aborto. Intentó contratacar preguntando si Harris permitiría el aborto en los últimos meses de embarazo; incluso hizo mención a que, si fuera por los demócratas, el aborto se podría dar incluso luego del nacimiento, siendo un asesinato. Harris no respondió. No obstante, Trump no pudo salir del lodo y cayó en una hábil trampa de Harris; cuando ella hablaba a favor de la fertilización in vitro, él reacciona diciendo que es él el campeón de la fertilización in vitro. ¿Por qué fue una trampa?.

Para el público ultrareligioso cristiano que forma parte del cinturón de la Biblia, la fertilización in vitro es percibida como un tema que va contra la agenda provida. Todavía Donald Trump no lo entiende, pero le resta puntos con una parte importante de su base electoral. Son sectores dogmáticos que no aceptan siquiera un desliz semántico; cualquier excepción es pecado.

El punto fuerte de Trump, cuando se abarcó las políticas fronterizas y la lucha contra la inmigración ilegal, los moderadores preguntaron como dando por sentado que expulsaría a 11 millones de inmigrantes. El expresidente aclaró que no son todos, pero que entre ellos había criminales y que Venezuela estaba enviándolos desde las cárceles para bajar los índices de criminalidad en su país. Harris pinchó el globo fuerte de Trump desviando el tema hacia la gente que va a sus actos; se van aburridos. Algo absolutamente falso, pero efectivo para desviar el tema. Trump pisó el palito afirmando que sus actos «son los más grandes» y concluyó afirmando que en Ohio los inmigrantes se alimentan de las mascotas de los vecinos. «¡Hablando de situaciones extremas!», respondió Harris, rápida y sin poder contener una sonrisa sarcástica. Los moderadores apoyaron a Harris diciendo que las afirmaciones de Trump sobre los animales no tenían una fuente confiable. Cuando lo cierto es que realmente una cámara de video de policía filmó a una inmigrante haitiana de Springfield (Ohio) comiendo una mascota de un vecino. Y no fue un hecho aislado; hasta la campaña de Trump usó el tema para crear memes.

La realidad afecta a los estadounidenses; es un tema que preocupa demasiado más allá de la partidocracia. La inmigración masiva ilegal no es un motivo de risa sarcástica; tal vez pueda convencer a su base electoral progresista que vive en una burbuja. Pero seguro sea chocante para los afectados, que ven aumentar el crimen en las calles, las pandillas y el narcotráfico. Ven depreciados los salarios, ya que los recién llegados los realizan por menor sueldo, desplazando a los nativos.

El republicano no perdió los estribos y lució firme, capaz de un liderazgo fuerte. Él mismo apeló a la idea de que los problemas y guerras del presente se deben a un liderazgo débil de los demócratas. Dio un gran golpe a Kamala cuando señaló que ella fue a resolver la tensión entre Rusia y Ucrania y, unos días después, Putin invadió Ucrania, poniendo en manifiesto el fracaso de Harris. Ella intentó decir que Trump es débil, pero su relato lució absolutamente falso y poco creíble.

El expresidente republicano también tendió una trampa a Harris. Cuando hablaron de Israel y, donde él ha sido bastante vago sobre la incondicionalidad de este apoyo, diciendo hace poco que no está «exactamente seguro» de aprobar la forma en la que Israel lleva a cabo la ofensiva en Gaza. Le dijo que ella odiaba a Israel, a lo que ella reactiva fue totalmente categórica en su apoyo, algo que resta puntos en su base electoral progresista que apoya la causa de la palestina libre. Trump mostró su chapa de pacificador basado en su imagen de fuerza. Mencionó varias veces el peligro de una Tercera Guerra Mundial, de no cambiar el rumbo.

El cierre del debate fue favorable a Trump, tener la última palabra y acertar en argumentos en el ataque al rival, puede compensar en la percepción de todo un debate insatisfactorio. La gente generalmente recuerda lo último y el que tiene la última palabra deja sin replica a su contrincante.

Tras la noche de pesadilla del debate Biden vs. Trump, los demócratas recobran un poco sus esperanzas. Sin embargo restan 2 acalorados meses, donde lo importante no es un debate totalmente manipulado y parcial.  ¿Qué triunfará? ¿la dura realidad? ¿o el relato?.

Durante la administración Biden-Harris las personas bajo el umbral de la pobreza pasaron de 45 millones a 62 millones.

Según los datos de Google Trends, Donald Trump es el candidato que lidera  las búsquedas en internet con un significativo 62%. Kamala Harris cuenta con un 38% de las búsquedas.

Las encuestas no son fiables, como no lo fueron en el 2016.

En el 2016 vaticiné la victoria contra Trump en un escenario totalmente adverso, en el 2020 pensé que ganaría sin problemas, pero hubo un robo en las urnas. Hoy a pesar de este pequeño revés, Trump sigue siendo un claro favorito. Él sigue realizando a diario actos multitudinarios en varios Estados. Y no olvidemos que un debate no cambia la realidad. Hoy el principal problema estadounidense es la inmigración y la inflación, y tienen un candidato estrella para solucionarlo. Nadie cree en la nueva Kamala Harris con la gorra MAGA defensora de las fronteras, ella luce artificial, como todo lo que hacen los globalistas.

Por Theo Belok, analista geopolítico y escritor de «Trump contra el globalismo» Tomo I (1) y Tomo II (2)