“Si … fue una vez claramente comprendido, que no fue de mala reputación para las personas casadas aprovecharse de tal medio preventivo como desearían, sin ser perjudicial para la salud, o destructivo para la delicadeza femenina, prevenir la concepción, quizás un control suficiente produciría inmediatamente el aumento de la población más allá del medio de subsistencia; el vicio y la miseria, hacia un grado prodigioso, quizás sean eliminados de la sociedad; y el objeto del Sr. Malthus, Sr. Godwin y cada persona filantrópica, es promovido mediante el aumento del bienestar, de la inteligencia y de la conducta moral en la masa de la población”.
El pensamiento de Francis Place puede verse resumido en su propio extracto del año 1822. Su intrépida posición neomalthusiana fue ciertamente adoptada por las naciones anglosajonas. La «democratización» del conocimiento anticonceptivo fue denunciado por los sectores pro natalismo pero ello no provocó ninguna preocupación a los gobiernos de turnos que se plegaron a la financiación. Place no encontró resistencia a sus campañas anticonceptivas que promovían abiertamente la reducción poblacional.
Este pensamiento acompañado de las políticas eugenésica de Francis Galton y Marie Stopes dan muestra del gran mito en torno al “progreso” de las naciones anglosajonas; se escucha incluso a cristianos decir que los países más prósperos son aquellos que eludieron la civilización católica. La realidad es que un buen cristiano no mide el progreso sólo en lo material, porque ello sería desconocer que la persona es materia y forma, cuerpo y alma.
Las políticas eugenésicas, tal como se observa desde Haeckel en Alemania hasta Sanger en Estados Unidos responden a una noción materialista basada en principios inmanentistas anteriores a todo proyecto de izquierda. Quizás sea momento de ver por qué donde más abunda el progreso material y más precisamente, el consumismo, es donde más fuerte se hizo el progresismo que promueve la atomización del individuo mediante el quebranto de la familia y la antinatalidad.