La economía china comienza a ser cuestionada. Su impacto en el crecimiento global que ha ayudado a impulsar durante más de 20 años ahora se ve atosigada por la escasez de electricidad y una gran crisis inmobiliaria.
Las dificultades del sector inmobiliario en China desencadenadas por los problemas del gigante Evergrande podrían representar riesgos para la economía mundial y afectar a EEUU, advirtió la Reserva Federal en su informe sobre estabilidad financiera difundido el lunes.
Todo cambió de tono desde septiembre, cuando el presidente de la Fed, Jerome Powell, todavía creía que la economía más grande del mundo no estaba realmente expuesta directamente a las dificultades en China.
«La desaceleración económica en China representa una especie de extinción de los motores de la economía mundial», sostuvo Gregory Daco de Oxford Economics.
Sin embargo, señaló que «la dinámica sigue siendo favorable por el momento», especialmente porque la desaceleración en China se compensa en parte con «un crecimiento relativamente robusto en Estados Unidos» y en Europa. «Estamos asistiendo a una especie de efecto péndulo que permitió evitar una desaceleración pronunciada en el tercer trimestre de la economía mundial», y este efecto sin duda continuará hasta fin de año, dijo Daco.
«Hasta ahora, la debacle de Evergrande ha sido contenida por la amortiguación del sector oficial chino», dijo Padhraic Garvey, jefe regional de investigación para las Américas de la institución financiera ING. Pero admitió que había «riesgos desconocidos». Y dijo que la Fed no puede ignorar el hecho de que «China está ahí arriba como factor dado su tamaño y el tamaño de su sector financiero».
A más largo plazo, la inevitable desaceleración del crecimiento chino, que también está vinculada al envejecimiento de su población, conducirá a una reorganización de las economías regionales. Los países que actualmente dependen mucho de China, como Indonesia, Vietnam o Tailandia, deberían ocupar un lugar destacado en la economía mundial, como ya lo es India.