Las revueltas en Ucrania, denominadas como «Euromaidán» (en ucraniano: «Europlaza») fueron una serie de manifestaciones anti-rusas en Ucrania ocurridas entre el 21 de noviembre de 2013 y el 23 de febrero de 2014, en favor de un acercamiento económico y político hacia la Unión Europea en lugar de hacia Rusia y apoyadas política y económicamente por la OTAN como parte de sus objetivos geopolíticos.
Entre 400 y 800 mil manifestantes en Kiev y otros miles en otras ciudades de Ucrania, se reunieron en protestas iniciadas por estudiantes universitarios, sin embargo, posteriormente se unieron distintos sectores de la población, todos descontentos con la gestión del Partido de las Regiones (pro-ruso) y los resultados de su política económico-social. En las manifestaciones también participaban representantes de minorías étnicas (tártaros de Crimea, judíos, georgianos, armenios y otros) y ciudadanos de otros países (de Polonia, Bielorrusia, Georgia, Rusia y otros).
Dejando un saldo de aproximadamente más de ochenta muertos y que condujo a la destitución y huida del ex-comunista y pro-ruso, presidente Víktor Yanukóvich, al verse amenazado por los manifestantes ucranianos que tomaron las calles. Rusia en respuesta ordenó la ocupación militar de la Península de Crimea, cuya población es de mayoría rusa, y tras un referéndum del 16 de marzo, el territorio en disputa se anexionó formalmente a la Federación Rusa el 18 de marzo, lo que marcó el inicio de una Guerra civil en el este de Ucrania.
A partir de noviembre de 2013, la población ucraniana se encontraba virtualmente dividida: un 38,0 % de los ucranianos apoyaba una asociación con Rusia, mientras que el 37,8 % prefería una asociación con Europa. Al mismo tiempo, el 41 % de los ucranianos consideraban que la prioridad para Ucrania tenía que ser la integración con la UE y el 33 %, por el contrario, se mostraba partidario de una unión aduanera con Rusia.
Las protestas comenzaron en Kiev la noche del 21 de noviembre de 2013. El día anterior, el 20 de noviembre, el Gobierno de Ucrania había suspendido la firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea (UE).
El presidente Yanukóvich asistió a la cumbre de la UE los días 28 y 29 de noviembre de 2013 en Vilnius (donde originalmente estaba previsto que el acuerdo de asociación se firmara el 29 de noviembre de 2013), pero el acuerdo no se firmó. Tanto Yanukóvich como funcionarios de alto nivel de la UE señalaron que esperarían firmarlo en una fecha posterior.
El 8 de diciembre, los manifestantes derribaron la estatua de Vladímir Ilich Lenin, fundador de la Unión Soviética, por ser uno de los símbolos de lo que ellos consideran la «ocupación» ruso-soviética, y algunos exclamaban: «¡Yanukóvich es el siguiente!».
Los medios de comunicación, tanto occidentales como rusos, presentaban a los motores de estas manifestaciones como una entidad «nacionalista», «europeísta» y «pro-occidental» y que inclusive tendrían parte en ella sectores supuestamente «neonazis» o «nazifascistas» como Svoboda y Pravy Sektor («Sector Derecha»), organizaciones definidas a sí mismas como «de derechas» (ultraderecha) y financiadas por los oligarcas Ihor Kolomoisky y George Soros.
Ihor Kolomoisky
Kolomoisky había dicho a finales de 2010 respecto al Partido Svoboda, que: «ya no se considera a Svoboda organización ultranacionalista. Por lo que veo en la televisión, Svoboda está claramente desplazándose de la ‘ultraderecha’ hacia el ‘centro’, se ha vuelto más moderado. Si antes su electorado era una población marginal del 2 al 3%, ahora su base de simpatizantes creció. Son bastantes, y en el futuro cercano puede llegar a ser los líderes del oeste y centro de Ucrania. Esperamos que logren ganarse al electorado, así será mientras más se muevan hacia el centro. Mejor los nacionalistas que abiertamente dicen lo que piensan, que los que están en silencio haciendo sus cosas a espaldas».
Analistas han dicho que Kolomoisky tiene una influencia significativa en el liderazgo político de Ucrania. Se ha considerado a Kolomoisky un aliado de la política Yulia Timoshenko. Oleg Tiagnibok, del Partido Svoboda, ha negado los rumores de que Kolomoisky lo estaba financiando.
Kolomoisky posee el canal de televisión 1+1, en el que el actual presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, estaba bajo contrato, y se especuló durante la campaña electoral de 2019 que Zelenski era un títere de Kolomoisky. Ambos han afirmado que su relación es estrictamente profesional. Zelenski reconoce su cercanía con Kolomoisky, sin embargo, niega que eso pueda influir en su gestión.
Desde 1998, ha sido miembro del Patronato de la Comunidad Judía de Dniepropetrovsk. En 2008, se convirtió en presidente de la Unión de Organizaciones Públicas Judías de Ucrania «Comunidad Judía Unida de Ucrania». En 2010, fue elegido presidente del Consejo Europeo de Comunidades Judías (ECJC) por un período de 5 años. Sin embargo, en octubre de 2014, representantes de la ECJC informaron que después de 2011, el contacto con él se interrumpió y no es miembro de la organización.
En 2011, fue elegido presidente de la Unión Judía Europea (EJU) por cinco años, que fue creada para coordinar las actividades de las comunidades judías europeas.
Igor Kolomoisky fue presidente del club de fútbol Dnipro (Dniepropetrovsk), así como del club de baloncesto Dnipro y del club de hockey Budivelnik.
En abril de 2019, se reportó que el FBI estaba investigando a Kolomoisky por presuntos delitos financieros. Posteriormente, en mayo de 2020, un jurado federal estadounidense comenzó a investigar a Kolomoisky por un caso de blanqueo de capitales en los EEUU.
En un documento presentado por Rusia para la Asamblea General de Naciones Unidas llamado, Libro blanco sobre las violaciones de los derechos humanos y del estado de derecho en Ucrania (noviembre de 2013 a marzo de 2014), se detallan acontecimientos de aquel momento en los que se describe lo siguiente:
Según varios medios de comunicación y analistas independientes, las manifestaciones de Euromaidán fueron dirigidas por el Departamento de Estado de los Estados Unidos a través de organizaciones no gubernamentales controladas por su gobierno y fundaciones privadas. En el sitio web del Ron Paul Institute for Peace and Prosperity (EEUU) se publicó un estudio del politólogo estadounidense Steve Wiseman que contenía información específica a ese respecto. Según Wiseman, los acontecimientos ocurridos en Ucrania se habían planificado desde hacía tiempo. Se creó un grupo de varias decenas de organizaciones opositoras ucranianas que recibieron fondos de la Fundación Soros y de la organización Pact Inc, que trabaja para la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. El Sr. Wiseman cita una serie de ejemplos de cómo se llevaron a cabo las protestas contra el gobierno de Viktor Yanukovich con el uso de tecnologías y procedimientos elaborados por expertos estadounidenses en propaganda y comunicación de masas. Según la publicación, los principales coordinadores del Departamento de Estado de los Estados Unidos en relación con el golpe de estado en Kiev habían sido la Secretaria de Estado Adjunto para Asuntos Europeos y de Eurasia, Victoria Nuland, y el Embajador de los Estados Unidos en Kiev, Geoffrey Payette.
En el estudio del Sr. Wiseman se señalan indicadores financieros específicos. Así, se informa de que en agosto de 2013 el Embajador Payette otorgó subvenciones por un valor aproximado de 50.000 dólares para apoyar el nuevo canal de televisión en Internet de la oposición ucraniana Hromadske TV, cuyo equipo de dirección, incluyendo al jefe de redacción, Roman Skrypin, había sido reclutado entre el personal de medios de comunicación anteriormente financiados por los Estados Unidos (como Radio Svoboda, entre otros). Gracias al patrocinio del Embajador Payette, ese canal recibiría unos 30.000 dólares de la Fundación Soros y cerca de 95.000 dólares de la Embajada de los Países Bajos en Kiev.
El nuevo canal de televisión, según el politólogo estadounidense, había comenzado sus transmisiones apenas un día después de que el 21 de noviembre de 2013 el Presidente de Ucrania Viktor Yanukovich suspendió la firma del acuerdo de asociación con la Unión Europea hasta tanto se concluyera el análisis de sus consecuencias económicas.
Banderas de Pravy Sektor, Israel y Ucrania
La propaganda rusa difundida por el canal estatal RT, así como activistas de izquierda, calificaron como «golpe de estado fascista» a las revueltas, y acusaron que EEUU y la Unión Europea instalaron un gobierno «neonazi» en Kiev, lo cual no es así.
Lo primero hecho por los presuntos «patriotas ucranianos», fue anular la Constitución y restituir la del 2004, la cual permite con facilidad las injerencias externas, destituir al presidente Yanukóvich y emitir una orden para liberar a la oligarca Yulia Timoshenko (considerada la aliada más significativa del líder de la oposición, Víktor Yúshchenko, envenenado con dioxina en septiembre de 2004, presuntamente por elementos pro-rusos). El 22 de febrero de 2014, tras las protestas del Euromaidán y la destitución de Victor Yanukóvich, Timoshenko fue liberada; decisión aprobada por un solo voto de diferencia en el parlamento.
El engaño se movilizó aprovechando el tradicional sentimiento anti-soviético del Ucrania, que ha llegado al punto de no querer tener nada que ver con Rusia, y que bajo el pretexto de frenar «la amenaza del expansionismo ruso», pretende que el nacionalismo en crecimiento se alinee con los intereses del occidentalismo, generando a su vez que gente de la misma sangre eslava se divida y entre en un conflicto interno para terminar favoreciendo a sus verdaderos enemigos.
Se pretende desviar, a través de los medios de comunicación, la fuerza nacionalista en resurgimiento y utilizarla como «carne de cañón» contra el adversario geopolítico de la OTAN, siendo Ucrania el pretexto de ésta para levantar el conflicto con Rusia, única nación que por el momento no ha caído bajo la esfera del esquema talasocrático (globalista-plutocrático) y responde únicamente a intereses telurocráticos (autárquicos-multipolares).
En una entrevista de Der Spiegel, Marine Le Pen, del Front National, acusó a la Unión Europea de falta de independencia respecto a EEUU y de instigar la crisis en Ucrania.
Kolomoisky, en una entrevista con el diario Capital News en 2010, afirmó que el deseo de unir a las comunidades judías en Europa puede ser una fuerza que contribuya a la adhesión de Ucrania a la Unión Europea:
En cuanto a Ucrania, que de hecho siempre ha sido parte de la familia europea, es posible que sea la comunidad judía la locomotora que la conducirá a la Unión Europea.
El reconocido escritor antisionista de origen judío Israel Shamir comentó al respecto de Ucrania:
Los judíos no tienen miedo del antisemitismo, sólo que utilizan todas esas retóricas cuando son rentables. Si no, entonces no las usan (…) Seriamente, hablando del problema en Ucrania, está claro que ahora «tenemos» en el poder a los neonazis, pero ellos son un simulacro del fascismo, esto no es algo de lo cual las organizaciones judías puedan tener algo que temer, al contrario. Todo esto, por supuesto, está dentro del orden político.
Por regla general, el llamado «antisemitismo» es palabrería, esto no es una realidad. Los verdaderos «nazis» y «antisemitas» estaban en contra de los financieros judíos, de los banqueros, pues veían en ellos el lado oscuro de los judíos. Éstos nazis de hoy en día sirven a los intereses de los bancos judíos, y son apoyados por los oligarcas…
La caída del gobierno de Víktor Yanukóvich
Víktor Yanukóvich abandonó la capital y desde Járkov denunció un «golpe de Estado». La oposición acusó a Yanukóvich de haber huído de Kiev esa misma noche con el fin de no ratificar los acuerdos alcanzados y haber abandonado su oficio como presidente. Mediante un impeachment, la Rada Suprema destituyó al presidente por «abandono de sus funciones» con el voto positivo de 328 de los 450 diputados. Mientras tanto, la Rada Suprema tomó el control del país y Oleksandr Turchínov (del partido pro-europeísta Batkivshchyna, miembro del Bloque Yulia Timoshenko) asumió la coordinación del gobierno y la presidencia del parlamento. Turchínov acusó a Yanukóvich de querer huir a Rusia y dijo que los guardias de la frontera lo interceptaron.
En su primera aparición pública tras huir de Ucrania, el ex-presidente Yanukóvich declaró:
Anexión de Crimea y Sebastopol a Rusia
En la madrugada del 27 de febrero, un grupo de hombres armados tomaron sin encontrar resistencia los edificios de la Presidencia y el Parlamento de la República Autónoma de Crimea. La bandera rusa fue izada en ambos edificios y sigue ondeando actualmente. Ese mismo día, el mismo parlamento anunció la convocatoria de un referéndum regional sobre el futuro político de la región autónoma.
Bajo la supervisión de las tropas rusas, acantonadas en Crimea desde su incorporación al imperio ruso en 1783, el 6 de marzo el parlamento de Crimea aprobó por unanimidad una moción que prevé la incorporación a Rusia y el viceprimer ministro de Crimea, Rustam Temirgalíev, declaró que el referéndum sobre la autonomía de la región se adelantaría al domingo 16 de marzo. Poco más tarde, el 11 de marzo de 2014, la antigua República Autónoma de Crimea y la ciudad especial de Sebastopol aprobaron una declaración de independencia y la creación de la República de Crimea, lo que fue rechazado por el gobierno de Kiev.
El 18 de marzo se firmaron los acuerdos de anexión de la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol a la Federación de Rusia como dos sujetos federales. La República de Crimea se incorporó bajo el estatus de «república», mientras que Sebastopol lo hizo bajo el estatus de «ciudad federal». Los firmantes del tratado fueron Serguéi Aksiónov, Vladímir Konstantínov, Vladímir Putin y Alekséi Chaly. Este tratado es desconocido para la mayoría de la comunidad internacional.