En un nuevo estudio completo, presentado por el fundador de VSRF, Steve Kirsch, al Senado del estado de Pensilvania, se calculó que para los niños Amish que están estrictamente 100% sin vacunar, las condiciones crónicas típicas apenas existen.
Durante el testimonio ante el Senado de Pensilvania, expertos defensores de la salud compartieron detalles sobre por qué nunca se han publicado informes sobre la salud de los niños Amish en general.
“Después de décadas de estudiar a los amish, no hay un informe porque el informe sería devastador para la narrativa”, testificó Kirsch.
“Mostraría que los CDC han estado dañando al público durante décadas sin decir nada y enterrando todos los datos”.
El Dr. Peter McCullough, destacado cardiólogo estadounidense y amigo de Leading Report, tiene docenas de trabajos publicados revisados por pares relacionados con el aumento de las enfermedades crónicas entre el público.
McCullough ha testificado ante el Senado de los EEUU y ante las legislaturas de los EEUU con respecto a los peligros de las inyecciones de ARNm.
Otro estudio realizado por la Fundación de Investigación de Seguridad de Vacunas (VSRF) encontró que las tasas de mortalidad por COVID entre las comunidades Amish son 90 veces más bajas que en el resto de EEUU.
La principal diferencia, reveló el estudio, es que las comunidades Amish ignoraron por completo las pautas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU.
«Un estudio importante sobre el impacto de la pandemia en las comunidades Amish ha encontrado que las tasas de mortalidad por COVID entre los grupos tradicionalistas de ciudadanos son 90 veces más bajas que en el resto de Estados Unidos», afirma la introducción a un artículo del 30 de junio de 2023 de Slay News, que circula en las redes sociales.
Un tuit del 2 de julio que amplía el artículo se volvió a compartir más de 2900 veces.
Aún así, «expertos» dijeron que los documentos médicos no registran la religión de los pacientes, por lo que es difícil acceder a datos sobre casos o muertes de COVID-19 entre los amish. La obtención de cifras precisas se ve agravada aún más por la baja cantidad de pruebas de COVID realizadas en la comunidad religiosa, lo que hace que las infecciones no se notifiquen.
Por su parte, Healthfeedback.org, determina que las tasas más bajas de ciertas enfermedades entre la población Amish en comparación con la población general de EEUU no están relacionadas con su estado de inmunización, sino con ciertos factores genéticos y de estilo de vida ya asociados con menores riesgos para la salud, como una mayor actividad física o un menor consumo de tabaco.
Healthfeedback.org también aclara que la religión Amish no restringe el acceso a la atención médica moderna y los niños están vacunados hasta cierto punto. Independientemente del estado de inmunización y el estilo de vida, la población Amish tiene menos variabilidad genética, lo que puede proteger contra ciertas enfermedades y aumentar la susceptibilidad a otras.
Un artículo, publicado el 11 de noviembre de 2017 por Mark Sloan en EndAllDisease, afirma que «los Amish no vacunados rara vez contraen cáncer, autismo o enfermedades cardíacas», atribuyendo la aparición de estas enfermedades a la vacunación.
Contrariamente a la afirmación de Sloan de que “por razones religiosas, los Amish optan por no recibir todas las vacunas”, los Amish se vacunan hasta cierto punto. En 2011, la revista Pediatrics publicó una encuesta de 1000 padres amish seleccionados al azar en Ohio que mostró que solo el 14% de los padres que respondieron eximieron por completo a sus hijos de las vacunas. Entre ellos, el 86% declaró preocupación por los efectos adversos, y no por motivos religiosos, para evitar la vacuna.
La prevalencia del trastorno del espectro autista (TEA) entre la población Amish no está bien documentada , pero un documento de conferencia de la Sociedad Internacional para la Investigación del Autismo informó una prevalencia reducida de 1 en 271 en las comunidades Amish, en comparación con la tasa general de EEUU de 1 en 91 niños en ese momento. Sin embargo, los autores señalaron que la observación puede representar una tasa de TEA más baja o un sesgo potencial en el diagnóstico.
Otros estudios también han encontrado una menor incidencia de cáncer y diabetes entre la población Amish. Los resultados preliminares de un gran estudio en curso sobre el bienestar básico Amish realizado por la Universidad de Maryland indican tasas más bajas de diabetes tipo 2 e hipertensión, pero tasas más altas de colesterol e hipotiroidismo (función tiroidea baja).
Steven Nolt, profesor de historia y estudios anabaptistas en el Elizabethtown College, dijo a la AFP en un correo electrónico que no hay evidencia que respalde la afirmación de menos muertes por COVID-19 entre los amish.
«Por el contrario, el exceso de muertes fue mayor en la población amish que en los EEUU en su conjunto», dijo.
En un estudio de 2021 (archivado aquí), investigadores de la Universidad de Virginia Occidental rastrearon el exceso de muertes en las comunidades amish y menonita (otro grupo religioso anabautista) en Ohio en 2020, antes de que la vacuna estuviera disponible. Encontraron tasas de mortalidad similares en estas comunidades en comparación con la población general de EEUU, con un aumento del 125% entre las comunidades religiosas aisladas en noviembre de 2020. Pero todo ello a pesar de que, como se remarcó más arriba, otros «expertos» afirman que la obtención de cifras precisas se ve agravada aún más por la baja cantidad de pruebas de COVID realizadas en la comunidad religiosa, lo que hace que las infecciones no se notifiquen.
En todo EEUU, la población actual de personas Amish se está acercando rápidamente a 400.000. Las mayores concentraciones de ciudadanos Amish son 90.000 en Pensilvania y 82.000 en Ohio. Las comunidades amish se han asentado en hasta 32 estados de EEUU. Las familias tienen un promedio de 7 hijos, por lo que la población Amish está creciendo rápidamente.
Los amish son un grupo etnorreligioso protestante anabaptista, conocidos principalmente por su estilo de vida sencilla, vestimenta modesta y tradicional, su resistencia a adoptar comodidades y tecnologías modernas, como son las relacionadas con la electricidad.
Los Amish valoran la vida rural, el trabajo manual, la humildad y la Gelassenheit (sumisión a la voluntad de Dios) con miras a no interrumpir el tiempo en familia ni reemplazar las conversaciones cara a cara siempre que sea posible.
Los Amish y la medicina
Los primeros emigrantes trajeron consigo las tradiciones curativas de de sus lugares de origen en Suiza y Alemania. Tengamos en cuenta lo que la medicina de los siglos XVII y VXIII podía ofrecer. Conjuros y encantamientos de los curanderos de la vieja Europa fueron utilizados, pero muy pronto fueron descartados por los Amish americanos. Los recursos habituales comprendían los remedios utilizados en la época, como emplastos caseros, elixires varios, cambios en la alimentación, utilización del calor en fuentes termales y el uso de masajes, inmovilizaciones y vendajes para las lesiones articulares.
Pero según la medicina avanzaba, los Amish no rehusaron hacer uso de sus recursos. Los Amish tenían un concepto claro de la enfermedad. Para ellos una persona sana era aquella que tenía buen apetito, buena condición física y capacidad para el trabajo duro. Los defectos físicos incluso mentales eran aceptados como algo natural y no como una enfermedad. Utilizaban remedios caseros para procesos leves como resfriados, gripes, pequeños traumatismos y alteraciones digestivas habituales. Para estos problemas no acudían al médico.
No existen médicos Amish, pues su concepto de la educación impide los estudios superiores. Por lo tanto, los médicos a los que acuden son personas extrañas a su comunidad y esto, inicialmente, causan cierto recelo. Dan por hecho que todos los médicos tienen conocimientos suficientes por lo que su elección de facultativo se basa en una relación personal de confianza. Un médico bien preparado pero de carácter adusto y antipático será rechazado a favor de otro menos preparado pero más comunicativo.