Enfadarse, aunque sea por unos pocos minutos, puede cambiar el funcionamiento de los vasos sanguíneos, lo que podría aumentar la probabilidad de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, según ha descubierto un nuevo estudio. El estudio, publicado en el Journal of the American Heart Association, muestra que existe una relación entre un episodio agudo de ira y un mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Sugiere que incluso los ataques breves de ira podrían empeorar la salud cardiovascular y desencadenar enfermedades cardíacas, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
El estudio fue realizado por investigadores del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, la Facultad de Medicina de Yale, la Universidad de St. John en New York y otras instituciones. Invitaron a 280 adultos sanos y los distribuyeron al azar en cuatro grupos que recordaban eventos que los enojaban, entristecían o ansiaban. Un grupo de control también contó repetidamente en voz alta del 1 al 100 durante 8 minutos y mantuvo un estado emocional neutral.
Luego, los investigadores analizaron las muestras de sangre de los miembros del grupo y midieron el flujo sanguíneo y la presión antes y después del estudio. Descubrieron que la capacidad de dilatación de los vasos sanguíneos de los participantes del grupo enojado se redujo significativamente en comparación con el grupo de control. Además, en los grupos de tristeza y ansiedad, la dilatación de sus vasos sanguíneos no se vio afectada.
Esto sugiere que las emociones intensas podrían contribuir a eventos cardíacos en personas que ya tienen mala salud, dijo Daichi Shimbo de la Universidad de Columbia. «Los episodios repetidos de una emoción negativa pueden afectar la fisiología cardiovascular con el tiempo, causando… daños irreversibles», escribieron los investigadores en su artículo.
Los efectos de la ira en el funcionamiento de los vasos sanguíneos coinciden con las observaciones de que los ataques cardíacos ocasionalmente parecen ser desencadenados por emociones intensas; sin embargo, no es necesariamente fácil para las personas dejar de enojarse, dijo Andrew Steptoe del University College London. «Si las personas tienen problemas graves, existen intervenciones para controlar la ira, pero para algunas de estas emociones es bastante difícil modificarlas muy bien», añadió.
Por otra parte, Glenn Levine del Baylor College of Medicine señaló que este estudio contribuye a comprender la compleja relación entre los estados psicológicos y la salud cardiovascular. Resalta la importancia de controlar el estrés y las emociones para la salud del corazón, dijeron los investigadores.