La denuncia del Papa se produjo durante un discurso ante las autoridades civiles y otros dignatarios en un antiguo monasterio carmelita en la capital de Hungría en el que lamentó que las «formas autorreferenciales de populismo» y el «supranacionalismo» ganaran fuerza en Europa.
“Este es el nefasto camino de aquellas formas de ‘colonización ideológica’ que anularían las diferencias, como en el caso de la llamada teoría de género, o que colocarían ante la realidad de la vida conceptos reduccionistas de libertad, por ejemplo alardeando como progreso un ‘derecho al aborto’ sin sentido, que siempre es una trágica derrota”, dijo el Papa, quien se encuentra en Budapest para una visita de tres días.
“Cuánto mejor sería construir una Europa centrada en la persona humana y en sus pueblos, con políticas eficaces para la natalidad y la familia, políticas que se persiguen con atención en este país, una Europa cuyas diferentes naciones formarían una sola familia que protege el crecimiento y la singularidad de cada uno de sus miembros”, dijo el Santo Padre. Incluso hizo explícita mención al hecho de que en Europa hay países cuya población tiene una edad promedio “de 46 a 48 años”
Antes de su discurso, el Papa Francisco se reunió con la presidenta de Hungría, Katalin Novák, y el primer ministro, Viktor Orbán, cuyas iniciativas centradas en la familia, que incluyen bonos gubernamentales de U$S 33.000 para parejas casadas que tienen tres hijos, han ayudado a impulsar la tasa de natalidad del país.
El aborto es legal en Hungría hasta las primeras 12 semanas de embarazo y está permitido hasta las 24 semanas bajo ciertas condiciones. Según un nuevo decreto emitido el año pasado, las mujeres que buscan un aborto primero deben escuchar el latido del corazón del feto.
Se refirió a los dolorosos conflictos que atravesaron a la capital de Hungría como, “en el siglo pasado”, la “violencia y opresión provocadas por las dictaduras nazi y comunista”. “¿Cómo olvidar el año 1956?”, preguntó, en alusión a la invasión soviética que aplastó una revolución democrática y anti-estalinista en Hungría, causando miles de muertos y aplastando toda oposición política.
El Papa destacó que el papel de Europa es “fundamental”, porque “ella, gracias a su historia, representa la memoria de la humanidad y, por tanto, está llamada a desempeñar el rol [de] unir a los alejados, acoger a los pueblos en su seno y no dejar que nadie permanezca para siempre como enemigo”.
“Por tanto, es esencial volver a encontrar el alma europea: el entusiasmo y el sueño de los padres fundadores, estadistas que supieron mirar más allá del propio tiempo, de las fronteras nacionales y las necesidades inmediatas”, dijo en alusión al italiano Alcide De Gasperi, al francés Robert Schuman y al alemán Konrad Adenauer, a quienes nombró a continuación.
Citó específicamente la frase de Schuman: “La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores, equiparables a los peligros que la amenazan”. Para de inmediato preguntar: “En esta etapa histórica los peligros son muchos [pero] ¿Dónde están los esfuerzos creadores de paz?”.