“En una decisión histórica que salvará miles de vidas antes de nacer, la Corte Suprema de los EE. UU. dictaminó el viernes anular Roe v. Wade” sostienen diversos medios del norte de América.
“La Constitución no hace referencia al aborto, y tal derecho no está protegido implícitamente por ninguna disposición constitucional, incluida aquella en la que ahora se basan principalmente los defensores de Roe y Casey: la Cláusula del Debido Proceso de la Decimocuarta Enmienda… Roe estaba terriblemente equivocado desde el principio. Su razonamiento fue excepcionalmente débil y la decisión ha tenido consecuencias perjudiciales”, esto es lo que ha trascendido en las últimas horas en relación al dictamen judicial de la Corte Suprema de EEUU.
Al decidir mantener una ley de Missippi que prohíbe el aborto después de las 15 semanas de gestación, el fallo de la corte Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization devolverá la autoridad legislativa sobre el tema o a los estados. Algunos estados como Texas ya han implementado leyes pro-vida que prohíben efectivamente el aborto; quizás haya que revisar cómo ahora los estados demócratas podrían legalizar con aval judicial el aborto procurado ya de manera irrestricta y sin límite de tiempo alguno (límite que sí se establecía en Roe vs. Wade).
El juez Samuel Alito fue el autor de la opinión mayoritaria a la que se unieron los jueces Clarence Thomas, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett. En su opinión, Alito señaló que “no solo no hubo apoyo para tal derecho constitucional hasta poco antes de Roe, sino que el aborto había sido un delito durante mucho tiempo en todos los estados”.
A pesar de enfrentarse a una campaña de intimidación de izquierda que culminó en doxing, un intento de asesinato y ataques a múltiples centros e iglesias pro-vida, la decisión no cambió sustancialmente desde mayo cuando se filtró prematuramente a Politico un borrador de la opinión de Dobbs.