
WASHINGTON, DC - JUNE 26: Sen. Rand Paul (R-KY) leaves a meeting with senior national security officials on the situation in Iran at the U.S. Capitol Building on June 26, 2025 in Washington, DC. Originally schedule for Tuesday, a meeting to brief Senators by senior national security officials on the bombing of three Iranian nuclear sites by U.S. forces was abruptly postponed and intelligence sharing to congress was restricted. (Photo by Andrew Harnik/Getty Images)
Los legisladores de ambos partidos dicen que la administración Trump está bloqueando al Congreso en sus ataques en el Caribe contra presuntos barcos narcotraficantes venezolanos, negándose a compartir información básica, justificaciones legales o incluso videos sin editar de los ataques.
Desde septiembre, EEUU ha llevado a cabo al menos cinco ataques letales, en los que ha matado a 27 personas, alegando que eran traficantes vinculados a la banda venezolana Tren de Aragua.
Pero hasta ahora, no hay pruebas. Ni de los objetivos ni de las drogas; solo videos borrosos en las redes sociales de Trump y un número creciente de muertos.
Incluso los republicanos están inquietos. Rand Paul criticó duramente a la Casa Blanca por librar una guerra secreta «sin nombres, sin pruebas».
Todd Young advirtió sobre una «deriva constitucional». Y los demócratas están furiosos por lo que llaman un «conflicto en la sombra» que se desarrolla al amparo de una lista clasificada de cárteles «terroristas» que el Pentágono nombra.
Mientras tanto, el presidente de Colombia afirma que una de las embarcaciones “venezolanas” impactadas era en realidad colombiana y estaba llena de civiles.
De ser cierto, la guerra de EEUU contra las drogas podría haberse convertido en una guerra de negación.
Intensificación de la campaña de presión contra los cárteles: Autorizada
La administración Trump ha autorizado en secreto a la CIA a realizar acciones encubiertas, incluidas operaciones letales, en el sur del Caribe y Venezuela, como parte del último paso en la intensificación de la campaña de presión de la administración contra los cárteles del narcotráfico en la región y el gobierno venezolano bajo Nicolás Maduro, según altos funcionarios que hablaron con el New York Times.
Este avance se produce mientras el ejército estadounidense está elaborando opciones para que el presidente Trump las considere, incluidos posibles ataques dentro del país.
La agencia podría tomar medidas encubiertas contra Maduro o su gobierno, ya sea unilateralmente o en conjunto con una operación militar mayor. Se desconoce si la CIA planea operaciones en Venezuela o si las autoridades están concebidas como una medida de contingencia.
La magnitud del refuerzo militar en la región es considerable: actualmente hay 10.000 soldados estadounidenses allí, la mayoría en bases en Puerto Rico, pero también un contingente de marines en buques de asalto anfibio. En total, la Armada cuenta con ocho buques de guerra de superficie y un submarino en el Caribe.
Las nuevas autoridades, conocidas en la jerga de inteligencia como un hallazgo presidencial, fueron descritas por varios funcionarios estadounidenses que hablaron bajo condición de anonimato para discutir el documento altamente clasificado.
Este mes, Trump ordenó poner fin a las conversaciones diplomáticas con el gobierno de Maduro debido a su creciente frustración por el fracaso del líder venezolano en acceder a las demandas estadounidenses de renunciar voluntariamente al poder y por la continua insistencia de los funcionarios en que no tuvieron participación en el tráfico de drogas.
En las últimas semanas, fuentes cercanas a The New York Times y medios latinoamericanos revelaron que Nicolás Maduro habría ofrecido al expresidente Donald Trump un acuerdo económico y energético con el fin de mejorar las relaciones entre Caracas y Washington.
Según los reportes, Maduro propuso otorgar acceso directo a empresas estadounidenses a los recursos petroleros y auríferos de Venezuela, incluyendo contratos preferenciales en sectores estratégicos. También habría ofrecido redirigir parte de las exportaciones de crudo venezolano —actualmente destinadas a China— hacia el mercado estadounidense, en un intento de reducir la influencia de Pekín, Moscú e Irán sobre la economía venezolana.
La propuesta, de carácter confidencial, incluía además un compromiso de distensión política, con el objetivo de evitar nuevas sanciones o acciones militares contra el país sudamericano.
No obstante, la administración de Trump habría rechazado la oferta, según los medios consultados, argumentando que no existen garantías políticas ni institucionales que respalden una cooperación de ese tipo.
El gesto de Maduro coincide con su reciente disposición a retomar contactos diplomáticos con el enviado especial de Trump, Richard Grenell, y con una carta enviada por el propio mandatario venezolano en septiembre, donde pedía “derrotar las falsedades que han empañado la relación entre ambos países”.
La CIA ha tenido desde hace tiempo la autoridad para colaborar con los gobiernos de Latinoamérica en materia de seguridad e intercambio de inteligencia. Esto le ha permitido colaborar con funcionarios mexicanos para combatir a los cárteles de la droga. Sin embargo, estas autorizaciones no le permiten llevar a cabo operaciones letales directas.
La estrategia de la administración Trump sobre Venezuela, desarrollada por el secretario de Estado Marco Rubio, con la ayuda de John Ratcliffe, el director de la CIA, tiene como objetivo expulsar a Maduro del poder.
El Sr. Ratcliffe ha dicho poco sobre las actividades de su agencia en Venezuela. Sin embargo, ha prometido que, bajo su liderazgo, la CIA se volverá más agresiva. Durante su audiencia de confirmación, el Sr. Ratcliffe afirmó que haría que la CIA fuera menos reacia al riesgo y más dispuesta a realizar acciones encubiertas cuando el presidente lo ordenara, « yendo a lugares donde nadie más puede ir y haciendo cosas que nadie más puede hacer».