Según la presidente del Banco Central Europeo, el euro digital (a distinguir de una criptomoneda) no será anónimo. Esta revelación plantea profundas dudas sobre la protección de la privacidad, y muchos analistas también están reflexionando sobre las posibles implicaciones de este proyecto del euro digital en las criptomonedas.
Durante un discurso reciente ante los legisladores europeos, por ejemplo, Christine Lagarde afirmó que el euro digital no será completamente anónimo: «A diferencia de los billetes tradicionales, el euro digital dejará una huella en la cadena de bloques», explicó en su comunicado.
Para profundizar en esta declaración, el miembro del Parlamento Europeo alemán Gunnar Beck ha pedido a Lagarde que proporcione una distinción clara entre “anonimato” y “privacidad”. En la misma línea, algunos miembros de la comunidad criptográfica han expresado su preocupación por una posible vigilancia excesiva por parte del BCE.
En respuesta, Christine Lagarde aclaró que los bancos tendrían acceso a los datos. Sin embargo, lo analizarían y lo compartirían con los usuarios. «El BCE no será un gran hermano en el mundo de las criptomonedas y los datos no estarán a su disposición», enfatizó.
El delicado equilibrio entre privacidad y seguridad
El anuncio de que el euro digital del BCE no será anónimo ha provocado un intenso debate dentro de la comunidad criptográfica. Para los entusiastas de las criptomonedas, el anonimato es una característica fundamental que garantiza la privacidad financiera. De hecho, los usuarios de criptomonedas (especialmente los de Bitcoin) han considerado durante mucho tiempo el anonimato como un medio para preservar la libertad individual.
La preocupación radica en el posible uso indebido de este anonimato con fines ilegales como el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Por lo tanto, la pregunta fundamental es cómo lograr un equilibrio entre la protección de la privacidad y el seguimiento de las transacciones criptográficas. Para esperar una adopción generalizada del euro digital, el BCE deberá abordar esta cuestión.
Lo cierto es que también dependería el para qué querer inmiscuirse y violar la privacidad financiera si los fines no solamente terminen siendo el evitar el lavado de dinero o financiar el terrorismo. Tal vez buscan controlar en un futuro próximo que se puede comprar y qué no, es decir limitar o prohibir ciertas transacciones, posiblemente por ejemplo haciendo alusión a la mal llamada «crisis climática mundial» y buscar disminuir la huella de carbono.