
Las aldeas de Ouzal, Mandoussa y Modoko fueron el blanco de una ofensiva que dejó al menos cuatro muertos y varios heridos, según un balance aún provisional.
Ciertamente que el asalto no fue casual por cuanto ocurrió pocas horas antes del inicio del curso escolar y apenas semanas antes de unas elecciones presidenciales muy tensas en Camerún[1]. Todo apunta a que los yihadistas buscan desestabilizar el país y sembrar el miedo en una población que ya vive bajo la amenaza constante del extremismo.
Nuevamente se hallan iglesias bajo fuego y comunidades saqueadas. Los terroristas atacaron varias infraestructuras esenciales, entre ellas la parroquia de San Juan Bautista de Ouzal, que fue parcialmente incendiada. La oficina parroquial, el vehículo del sacerdote y una tienda contigua quedaron destruidos. El centro de salud local también sufrió daños. El ataque comenzó alrededor de las 23:00 horas, con una ofensiva contra un campamento militar cercano, y se extendió hasta las 2:00 de la madrugada. Gracias a la huida del párroco y de muchos habitantes, el número de víctimas no fue aún mayor.
Según la Agencia Fides, los asaltantes saquearon viviendas y comercios, robaron motocicletas, ganado y alimentos, y devastaron los cultivos agrícolas, afectando la ya frágil seguridad alimentaria de la zona. Existen rumores sobre el secuestro de niños, aunque todavía no han sido confirmados oficialmente.
La sombra de una estrategia regional es lo que este ataque muestra, ya que coincide con otro aún más mortífero ocurrido el 5 de septiembre en Nigeria, en la localidad de Darul Jama, donde al menos 60 personas (en su mayoría desplazados de un campo de refugiados que había sido cerrado tras promesas de seguridad por parte de las autoridades) fueron asesinadas. Mientras que en Camerún los responsables son Boko Haram, en Nigeria los autores han sido identificados como miembros del Estado Islámico en África Occidental (ISWAP), surgido de una escisión de Boko Haram en 2015. Aunque no se ha confirmado la coordinación directa, la proximidad temporal y geográfica de ambos ataques sugiere una estrategia común para desestabilizar toda la región fronteriza.
Es indudable que Boko Haram es enemigo de Occidente y del cristianismo. Fundado en 2002 por el predicador salafista Mohammed Yusuf, Boko Haram nació en Maiduguri (estado de Borno, Nigeria) bajo el lema «la educación occidental es un pecado». Desde entonces, su trayectoria ha sido de odio sistemático hacia la civilización occidental y, en particular, hacia el cristianismo. Su historia es la de un movimiento que, aprovechando la pobreza, corrupción y marginación del norte de Nigeria, se transformó en un ejército del terror. Con más de 35.000 muertos y millones de desplazados, Boko Haram ha perpetrado ataques indiscriminados contra musulmanes moderados y cristianos, destruyendo aldeas, secuestrando niñas y reclutando niños soldados. La escisión con ISWAP no significó un debilitamiento, sino una diversificación de métodos. Mientras ISWAP aplica una estrategia más organizada y militar, Boko Haram mantiene la brutalidad indiscriminada que busca quebrar a las comunidades locales.
Hoy quizás se deba atender al silencio occidental que por demás preocupante. Lo más inquietante es el silencio de los grandes medios de comunicación occidentales ante esta tragedia. Mientras en Europa y Estados Unidos se habla sin cesar de temas secundarios, las masacres de cristianos en África apenas reciben cobertura. África no es un continente lejano e irrelevante, sino un terreno clave en el choque entre civilización y barbarie, allende de los recursos minerales claves en materia geopolítica. La expansión del yihadismo en África no es solo un drama local porque se trata de un laboratorio de guerra híbrida contra Occidente, que tarde o temprano tendrá consecuencias en Europa a través del terrorismo internacional y la presión migratoria. Todo esto es parte de una ofensiva islamista contra comunidades cristianas y contra la estabilidad política de toda la región. La falta de reacción internacional pone en evidencia la fragilidad de Occidente que pronto podría caer también.
[1] Fides, A. (n.d.). ÁFRICA/CAMERÚN – Crisis humanitaria en la zona anglófona del país: los obispos piden diálogo – Agenzia Fides. https://www.fides.org/es/news/64203-AFRICA_CAMERUN_Crisis_humanitaria_en_la_zona_anglofona_del_pais_los_obispos_piden_dialogo