Durante una entrevista con ABC News el jueves pasado, se le preguntó a Biden si pensaba que esto podría arrastrar a EEUU y a todo Occidente al conflicto de Ucrania “de una manera mucho más amplia”.
“En teoría podría, pero es poco probable”, respondió el presidente estadounidense.
Biden aclaró que Ucrania puede utilizar armas fabricadas en EEUU “sólo en las proximidades de la frontera [con Rusia] cuando [las armas rusas] se utilizan al otro lado de la frontera para atacar objetivos específicos en Ucrania”.
«No estamos autorizando ataques a 200 millas dentro de Rusia y no estamos autorizando ataques contra Moscú, contra el Kremlin», dijo.
Una ya vieja narrativa que lo países enemigos de Rusia utilizan, pasando de lo impensado a lo probable, y llevándolo a cabo, por lo que no ha de sorprender que en un futuro próximo las armas sean utilizadas más allá de las 200 millas dentro de Rusia.
El miércoles pasado, el Presidente ruso Vladimir Putin dijo a los jefes de las agencias de noticias internacionales al margen del Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) que EEUU y sus aliados básicamente han confirmado “su participación directa en la guerra contra Rusia” suministrando más armas sofisticadas a Ucrania y permitir su uso dentro del territorio ruso.
Moscú es muy consciente de que los ucranianos no pueden disparar sistemas de armas avanzados sin inteligencia e información sobre objetivos proporcionada por sus patrocinadores occidentales, enfatizó Putin. Una mayor escalada por parte de los partidarios extranjeros de Kiev podría conducir a «problemas muy graves», advirtió.
Según Putin, Moscú podría responder “asimétricamente” suministrando “armas similares a regiones del mundo donde serán utilizadas contra sitios sensibles de estos países [occidentales]”.