Se cumplieron 210 años de La batalla de Salta, enfrentamiento crucial en el marco de la Guerra de la Independencia Argentina, librada por el Ejercito del Norte, al mando del Gral. Manuel Belgrano, y las tropas realistas, que dio como resultado el triunfo de los patriotas y terminó de revelar a Belgrano como gran estratega militar. No solo logró sorprender al enemigo, sino que, además, durante el combate tomó decisiones cruciales en momentos de indefinición que encaminaron al éxito la gesta. Esta victoria patriota y la consecuente rendición incondicional de los realistas garantizó el control del gobierno rioplatense sobre buena parte de los territorios del antiguo Virreinato del Río de la Plata, aseguró la región y permitió a los patriotas recuperar, provisoriamente, el control del Alto Perú.
Antecedentes. Contexto histórico.
Luego de la serie de acontecimientos revolucionarios ocurridos en la Revolución de Mayo de 1810, comienzan una serie batallas entre independentistas y realistas (denominación proveniente del Ejército “Real” del Perú), fieles a la Monarquía Hispánica. Los movimientos que deben dar los partidarios de la independencia deben ser rápidos, pues el Ejército Español, concentrado en la región del Alto Perú, el altiplano de la actual Bolivia (principalmente Potosí, donde se encontraba el mayor tesoro de la Corona Española, las minas explotadas desde hacía siglos y que suministraban de plata a todo el Imperio español), no iba a quedarse de brazos cruzados ante la insurrección de sus subordinados y empezaría a descender desde el Norte con el fin de recuperar el dominio del Virreinato del Río de la Plata y reinstaurar el orden.
El Triunvirato fue el órgano ejecutivo que gobernó las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1811 y 1814, después de las llamadas Primera Junta y Junta Grande. Llevaba ese nombre por estar compuesto de tres miembros que fueron rotando numerosas veces en los 3 años en que se implementó este sistema, hasta ser reemplazado por un Directorio, siendo nombrado en este caso un Director Supremo. Las órdenes del Primer Triunvirato habían puesto al ex vocal Don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano al frente del llamado Ejército del Norte, primer cuerpo militar desplegado en la guerra por la Independencia Argentina, el 27 de febrero de 1812, luego de la derrota de la batalla de Huaqui, en la que el revolucionario porteño inexperto en enfrentamientos bélicos Juan José Castelli (primo segundo de Manuel Belgrano y vocal junto a él de la Primera Junta de Gobierno en 1810) no pudo hacer frente a las tropas del peruano realista brigadier Pío Tristán quien, al mando de un ejército de tres mil hombres, avanzaba hacia el sur.
Ya en San Salvador de Jujuy, Belgrano, en un intento por reanimar la moral del ejército patriota recientemente derrotado, el 25 de mayo enarboló la bandera que había creado meses atrás, y la hizo bendecir en la Catedral jujeña, lo que demuestra, al igual que en numerosas oportunidades, su gran devoción por la Iglesia y la Fe Católica. Al poco tiempo de preparación, notó que no estaba en condiciones de defender adecuadamente la ciudad, y el 23 de agosto ordenó la retirada masiva de toda la población de Jujuy hacia el centro de la actual Argentina, en un evento migratorio espectacular sin precedentes por su magnitud y excelente planificación en tiempo record, conocido como “Éxodo Jujeño”. Civiles y militares se replegaron, arrasando a su paso e incendiando todo lo que pudiera dar cobijo o ser útil a los realistas. Cuando los españoles entraron, hallaron la ciudad deshabitada y en completa soledad.
La orden del Triunvirato era que el Ejército del Norte se hiciese fuerte en Córdoba. Sin embargo, Belgrano desobedeció las indicaciones impartidas desde Buenos Aires y se detuvo en Tucumán, donde la población estuvo dispuesta a sumarse al ejército. Este es un ejemplo más, tal vez el primero de gran notoriedad en orden temporal, en el que se vislumbra la lejanía de los dirigentes porteños de la realidad argentina de por entonces y los intereses de sus ciudadanos, en este caso principalmente por su falta de interés en evitar que la Corona Española avance sobre territorio rioplatense y, posiblemente perderlo de manera permanente, pues estaban muy ocupados en disputas políticas de poder internas que nada beneficiaban a los intereses de la Patria. Volverían repetirse episodios de total desinterés y ceguera por parte de la burocracia capitalina en reiteradas oportunidades, no sólo para con el creador de la Bandera Nacional, sino también con otros próceres nacionales, incluido el Libertador Gral. San Martín.
Una contienda clave por la Independencia.
Finalmente, el 24 y 25 de septiembre de 1812 se llevó a cabo en las inmediaciones de la ciudad de San Miguel de Tucumán un enfrentamiento armado bautizado como Batalla de Tucumán. El Ejército del Norte, al mando del Gral. Manuel Belgrano, logró derrotar a las tropas realistas de Tristán, que lo doblaban en número, deteniendo el avance realista sobre el noroeste argentino. Este triunfo permitió a los rioplatenses confirmar, por el momento, los límites de la región bajo su control, y consolidó la obra de la Revolución de Mayo. Si el ejército patriota se hubiera retirado como indicaron las órdenes del Triunvirato, las provincias del norte se hubiesen perdido para siempre y el enemigo habría llegado hasta Córdoba, donde le hubiera sido más fácil obtener la cooperación de los realistas de la Banda Oriental y de las tropas portuguesas del Brasil. Afortunadamente, el espíritu rebelde y sediento de libertad del Gral. Belgrano supo seguir su instinto bienaventurado y le regaló al proyecto emancipatorio nuevos laureles. Pero en la lucha por la Independencia, el tiempo apremia y cada día es elemental. Era necesario reposicionarse y continuar reforzando las inmediaciones.
Buenos Aires, querida.
Las noticias del triunfo del abogado devenido en general en el noroeste argentino no tardaron en llegar a la capital del virreinato rioplatense. Los porteños se hicieron eco no sólo de la valentía que demostró en el rebelde acto de desacato de las órdenes del Poder Ejecutivo sino también del alto nivel de estrategia militar al haber vencido a una tropa que lo duplicaba en número, y de la gran capacidad de autoridad frente a sus tropas, tratándose de un hombre cuya formación se vinculaba más al mundo de las leyes que a la vida castrense. Belgrano demostraba con su victoria lo errada que estaba la posición que había tomado el Triunvirato y enrostraba en las narices de los “revolucionarios de escritorio” su capacidad bélica. Empezó a tomarse más en serio la figura del abogado, quien se destacaba por sus prolijas formas, correctísimos modales y singular atractivo físico, mutando su personaje al de un verdadero Guerrero por la Patria.
Camino a la Gloria.
Manuel Belgrano aprovechó la victoria patriota para reforzar el ejército a su mando. En cuatro meses logró mejorar la disciplina de las tropas, proporcionarles instrucción y reclutar suficientes efectivos como para duplicar su número. A comienzos de enero emprendió la marcha hacia Salta, dando inicio a lo que se llamó la Segunda campaña al Alto Perú. El 13 de febrero, a orillas del río Pasaje, sus soldados prestaron juramento de lealtad y fidelidad a la bandera albiceleste diseñada por Belgrano. La solemnidad de la celebración fue empleada hábilmente por Belgrano, como lo había hecho en la bendición de la bandera en Jujuy antes del Éxodo Jujeño, y dio lugar al rebautismo del río con el nombre de Juramento, y envolvió a los combatientes en un sentimiento patriota que siguió enalteciendo sus ánimos, demostrando una vez más la gran capacidad que tenía el Gral. de lectura del sentimiento del pueblo criollo y el fino tacto para representar el sentir de los hombres defensores de la Libertad; un olfato sólo comparable al de grandes líderes de la época como San Martín y, luego, Juan Manuel de Rosas.
Tristán, entretanto, había aprovechado la ocasión para fortificar el Portezuelo, el único acceso a la ciudad desde el sudeste. Las fuertes lluvias de verano que hacían desbordar los ríos y transformaban los caminos en intransitables hacían impensable para el enemigo cualquier otra ruta; el avance de un ejército en esas condiciones era casi imposible. Belgrano sabía que si forzaba su entrada por el Portezuelo iba a una derrota segura. La solución la trajo el capitán Apolinario “Chocolate” Saravia, natural de Salta, que sabía de un paso conocido por pocos y se ofreció a guiar el ejército patriota a través de una senda de altura que desembocaba en la Quebrada de Chachapoyas, que les permitiría llegar al camino del norte, donde no existían fortificaciones semejantes, y así cortar la retirada a los españoles e invertir el frente de batalla. El superior conocimiento de la zona que aportaron los lugareños conscriptos cambió el destino de tremenda empresa por la Patria.
En medio de una intensa lluvia, el ejército emprendió la marcha a través del áspero terreno, entre peligrosos barrancos y sendas mínimas, sorteando un escabroso laberinto de vegetación, avanzando lentamente a causa de la dificultad de transportar las 12 piezas de artillería y 50 carretas. Cuando a Tristán se le comunicó los movimientos del enemigo, que era esperado por el sudeste y ahora se encontraba al norte, habiendo logrado posicionarse a su respecto con frente invertido, exclamó sorprendido: “sólo que fueran pájaros”. Debió redistribuir todas sus fuerzas.
La batalla que torció el rumbo de la Revolución.
El sábado 20 amaneció con sol, y Belgrano hizo la presentación de la bandera por él creada, que llevaba su ayudante Mariano Benítez. Por primera vez flamearía en el campo de batalla.
Al mediodía comenzó el intercambio de fuego de artillería. El primer choque fue favorable a los defensores, ya que la caballería del flanco izquierdo encontraba dificultad para alcanzar a los tiradores enemigos por lo empinado del terreno. Inicialmente el combate fue favorable al bando realista. Pasado el mediodía y al observar que la batalla no progresaba, un ágil Belgrano resolvió atinadamente el empleo de la mayor parte de su fuerza sobre el sector defensivo más importante realista, su flanco izquierdo. Le ordenó a Dorrego llevarse por delante al enemigo, pero sin cruzarse con el fuego de la artillería patriota, quien lo apoyó en un arrollador avance que hizo desbandar el ala izquierda española. La frenética carga quebró la resistencia enemiga y toda posibilidad de contraataque, generando un caos entre las líneas españolas, obligándolas a abandonar la artillería y retirarse hacia la ciudad, donde continuaron los combates. Los españoles irrumpieron en el poblado, escondiéndose en casas particulares y en iglesias, los soldados ya no hacían caso a las órdenes dadas por sus superiores. Era un sálvese quien pueda.
Coronados de Gloria.
La calma llegó alrededor de las dos de la tarde, luego de tres horas de combate, cuando desde la iglesia La Merced doblaron las campanas anunciando la victoria. Pactando las condiciones de rendición del invasor, el Gral. Manuel Belgrano sorprendió con su decisión: dejar en libertad a 2776 prisioneros. Les ofreció pasarse de bando y a los que se negasen, deberían jurar no volver a tomar las armas contra las armas de la Revolución. Quiso diferenciarse de los realistas en el trato al enemigo, a fin de ser bien recibido en el Alto Perú, demostrando gran honradez y respeto por el adversario. En la misma línea, rechazó la espada que le entregó Tristán y lo abrazó delante de todos (los unía una estrecha amistad personal; habían sido compañeros de estudio en Salamanca, convivido en Madrid y amado allí a la misma mujer) . Ordenó abrir una fosa común en el campo de batalla, donde fueron enterrados los muertos de ambos bandos. El lugar quedó señalizado por una cruz de madera que hizo colocar junto a la leyenda “Vencedores y vencidos en Salta en 20 de febrero de 1813″.
Cuando la noticia llegó a Buenos Aires, la ciudad entera festejó. Salvas de artillería, repiques de campanas, la ciudad estuvo iluminada tres noches seguidas y sin importar el primer día de cuaresma, se organizó un baile en plena plaza Mayor. Los políticos, satisfechos, aprovecharon la algarabía del pueblo porteño y dieron palabras de congratulaciones al Gral. del Ejército del Norte, escondiendo detrás de sus sonrisas la poca vergüenza que les quedaba y el resentimiento propio de quien comete un error y no lo reconoce.
“Siempre se divierten los que están lejos de las balas y no ven la sangre de sus hermanos, ni oyen los clamores de los infieles heridos; también son esos los más a propósito para criticar las determinaciones de los jefes”, escribió a su amigo Chiclana por las críticas que recibió durante toda su odisea.
Por sus resonantes victorias, la Asamblea premió a Belgrano con 40 mil pesos, una fortuna para la época, pero él, mostrando el ejemplo de humildad y grandeza que lo alumbró en cada paso que dio en su lucha por la emancipación americana, declinaría recibir la paga, disponiendo que el dinero se destinara a crear 4 escuelas en Tarija, Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero. Tan entusiasmado estaba que elaboró un reglamento para dichas escuelas, en donde no dejó ningún detalle al azar. Equiparaba al docente al nivel de Padre de la Patria. El gobierno tardaría 161 años en empezar a cumplir el anhelo de nuestro prócer. La escuela de Tarija se construiría en 1974, la de Tucumán, en 1998 y la de Jujuy, en 2004, mientras que para la de Santiago del Estero aún se desconoce el paradero de los fondos, demostrándose así la capacidad de la clase dirigente de romper los sueños su gente.
Bibliografía.
- PIGNATELLI, Adrián: “El genio militar de Belgrano en Salta, el debut de la
bandera en batalla y la polémica liberación de prisioneros”. Infobae.
https://www.infobae.com/sociedad/2023/02/20/el-genio-militar-de-belgranoen-salta-el-debut-de-la-bandera-en-batalla-y-la-polemica-liberacion-deprisioneros/ - CAMOGLI, Pablo: “Batallas por la Libertad”. editorial AGUILAR
- RUIZ MORENO, Isidoro J. (2012). Campañas Militares Argentinas. La política y la
guerra. Del Virreinato a la Independencia. Buenos Aires: Editorial Heliasta - PIGNATELLI, Adrián: «La hazaña del Éxodo Jujeño, la brillante operación de
Manuel Belgrano en la guerra de la independencia». Infobae, 21 de agosto de
2021. https://www.infobae.com/sociedad/2021/08/23/la-hazaña-del-exodojujeño-la-brillante-operación-de-manuel-belgrano-en-la-guerra-de-laindependenci