Alquilando vientres

La subrogación de vientres con esperma u óvulos donados se está normalizando e incluso romantizando entre aquellas personas que durante su edad fértil optaron por los bienes del mundo antes que por consolidar un hogar; pero independientemente de lo que cada uno elija libremente, debe saberse que es una práctica perjudicial que inevitablemente daña a las mujeres como al niño por nacer, un ser inocente que no debería carrear las consecuencias de terceros.
“Los ingresos del mercado de subrogación superarán los 27.500 millones de dólares para 2025: Global Market Insights, Inc.” es el titular que presenta Globenewswire en su portal y allí explica cómo este mercado está en auge siendo de las industrias más lucrativas. Lo que no se dice es que la subrogación corta intencionalmente el vínculo biológico y emocional que desarrollan una mujer y la persona que está gestando, algo que claramente no puede ser cuantificado. American Sociological Review revela que “los niños que experimentan múltiples transiciones en la estructura familiar pueden enfrentar peores resultados de desarrollo que los niños criados en familias estables con dos padres, y quizás incluso peores que los niños criados en familias estables con un solo padre, un punto señalado en muchas investigaciones anteriores. Sin embargo, las transiciones múltiples y los resultados negativos del niño pueden estar asociados a través de factores causales comunes, como los comportamientos y antecedentes paternos. Utilizando una encuesta longitudinal de dos generaciones representativa a nivel nacional que incluye información detallada sobre el desarrollo conductual y cognitivo de los niños, la historia familiar y los atributos de las madres antes del nacimiento de los niños, examinamos estas hipótesis alternativas”.
Vale pues marcar otro dato; sólo el 7 por ciento de los bebés concebidos a través de la fertilización in vitro requerida para la subrogación gestacional sobreviven al proceso de almacenamiento e implantación del embrión. Es curioso ver a gente “Anti-Aborto” caer en estas prácticas que necesariamente implican aniquilar un embrión humano para complacer la voluntad del adulto.

Es muy importante remarcar que sólolo el 7 por ciento de los bebés concebidos a través de la FIV requerida para la subrogación gestacional sobreviven al proceso de almacenamiento e implantación del embrión. La mayoría de ellos se desechan o se congelan, lo que también reduce las posibilidades de que un embrión sobreviva a la implantación (información disponible en HFEA.gov.uk), ya que las personas son selectivas sobre cuántos hijos quieren y qué tan «viable» se cree que es un embrión. Los embriones no deseados o adicionales que se implantan en el útero están sujetos a una «reducción selectiva», que es solo una palabra elegante para matar al bebé por nacer.
La subrogación daña a los bebés antes y después de nacer; se aumenta las posibilidades de que los decesos preparto e incluso se presentan dificultades para cumplir con los objetivos de peso ideal al nacer. A ello se suma que se deja a los niños sin madre intencionalmente en reiteradas oportunidades.
La industria de la subrogación promueve, tal como se vio en el informe sobre “Man Having Babies”, que los niños que son criados solo por uno o ningún padre biológico. Crecer lejos de la familia natural, según informa la CDC (Adverse Family Experiences Among Children in Nonparental Care, 2011–2012), implica que el 80% de estas vidas experimentó al menos un evento familiar adverso como “divorcio o separación, muerte, encarcelamiento de un padre o tutor, vivir con alguien que tiene una enfermedad mental o tendencias suicidas, vivir con alguien que tuvo un problema con el alcohol o las drogas, presenciar violencia en el hogar, ser víctima de violencia o presenciar violencia en el vecindario, sufrir discriminación racial y tener un cuidador a quienes a menudo les resultaba difícil llegar a fin de mes”.
Conocer esta información complementa la libertad para elegir y que uno sepa si realmente, por no querer aceptar las propias limitaciones, deba alimentar una industria tan nociva que no mide el daño que se está generando en cada niño mercantilizado.

“Las paradojas sociales de la gestación subrogada comercial en los países en desarrollo: India ante la nueva ley de 2018” fue un informe de BioMed Central Ltd. donde se expone la explotación de las mujeres que se ven obligadas a recurrir a la industria de la subrogación debido a las malas condiciones de vida en su país; son mujeres de escasos recursos que ponen su vientre en alquiler para que personas ricas de otras naciones puedan comprar el título de “madre” (descartando la hermosa caridad que hay en la adopción, uno de los actos más bellos que podría realizar el ser humano).
Las mujeres diseñadas perfectamente con la increíble capacidad de llevar una vida en su vientre y dar a luz un ser dotado de amor, pureza e inocencia, son prestadas a personas que tienen suficiente dinero como para fabricar un infante de acuerdo con sus preferencias.
Cuerpo y Mente han sufrido cambios drásticos en la mujer que al final no tendrá la alegría de vivir a la par de su hijo. “La madre sustituta que cambió de opinión puede quedarse con el bebé” es un artículo periodístico de The Guardian que muestra cómo hay madres que deciden retener (por las vías legales) a ese hijo que han llevado en su vientre durante meses, ya que la conexión con la vida concebida va más allá de sólo lo físico. Igualmente, en el plano material, quienes se ven obligadas a separarse de los bebés después del nacimiento, independientemente de sus sentimientos, sienten ansiedad causada por el aumento de los niveles de cortisol (“Even brief maternal deprivation early in life alters adult brain function and cognition: Rat study” de “sciencedaily”). El bebé también puede sufrir un aumento del estrés e incluso alteraciones en la estructura cerebral debido a la separación (“Dear Legislative Allies, This is How Surrogacy Harms Children” de “thembeforeus”).
Sin embargo, aún queda bastante por escribir respecto a los daños reales, tanto físico y psicológicos, que genera el alquiler de vientres.

Para poder cerrar brevemente la noción establecida en torno al alquiler de vientres, vale remarcar que las mujeres que tienen hijos por tal vía corren un “riesgo triple de desarrollar hipertensión y preeclampsia”; ello se desprende de un extenso informe científico que se halla en la divulgación bajo el título “How Surrogacy Harms Women and Children” (accesible en heritage.org). En conceiveabilities.com se expuso a su vez que “Many surrogates who experience miscarriage report feelings of intense sadness for their intended parents, since it is the loss of their baby and their dream. This sadness feels different than the sadness you may encounter when losing your own pregnancy, and in some ways it may also feel more complicated”. El daño psicológico es tanto o más que el devenir físico que pudiera padecer la mujer que puso en venta su don de la maternidad.
Una cuestión que también muchos han evitado en los debates es el aspecto criminal que favorece la industria (además del hecho de descartar vidas concebidas). “La separación comercial de los niños de sus madres ya ha dado lugar a  redes de venta de bebés, tráfico y acaparamiento de bebés, todo lo cual ejemplifica lo que es la subrogación en su esencia: un mercado de seres humanos” dijo Katie Breckenridge, de la organización de defensa de los niños “Them Before Us” en el año 2021. Dicha información ha sido chequeada de manera personal en archives.fbi.gov (Baby-Selling Ring Busted) y ohchr.org, portal oficial de la ONU (Surrogacy and the sale of children).
Tal como se ha visto, ser ProVida es más que sólo oponerse al aborto procurado. Es tan violenta y lesiva de la existencia digna las políticas antinatalistas como la industria de la FIV y la subrogación de vientres. Quizás sea momento de elevar el debate a menos que se reconozca que la militancia sólo atiende al negocio de IPPF, ya que otros negocios parece que no hay voluntad política de cuestionarse.