
En Albania, el sistema digital Diella, creado por la Agencia Nacional para la Sociedad Digital (AKSHI), fue nombrado oficialmente Ministra de Contrataciones Públicas por el primer ministro Edi Rama y presentó su primer discurso ante el Parlamento: «No estoy aquí para sustituir a los seres humanos, sino para ayudarlos».
Con un avatar femenino de traje tradicional albanés proyectado en pantalla, Diella prometió imparcialidad, transparencia y una lucha frontal contra la corrupción en las licitaciones estatales. “No estoy aquí para sustituir a las personas, sino para servirles con datos, algoritmos y conocimiento, sin intereses personales ni aspiraciones políticas”, aseguró durante su intervención.
NEW – Albania’s new AI minister makes first address to parliament: «I am not here to replace human beings.»pic.twitter.com/rvlrjjqHd6
— Disclose.tv (@disclosetv) September 19, 2025
Una sesión histórica y caótica
El debut parlamentario no estuvo exento de tensiones. Diputados opositores interrumpieron el discurso, lanzaron papeles al aire y denunciaron que el nombramiento viola la Constitución, la cual establece que los cargos ministeriales deben estar ocupados por personas físicas. El debate, que debía prolongarse varias horas, se redujo a poco más de 25 minutos en medio de tumultos.
Pese a las protestas, el gabinete y el programa de gobierno fueron aprobados con mayoría, consolidando a Albania como el primer país del mundo en otorgar un ministerio a una entidad no humana.
Antecedentes internacionales
Aunque gobiernos como los de Estonia y Singapur ya utilizan IA en trámites y sistemas de control, nunca antes una inteligencia artificial había ocupado un cargo de responsabilidad política. Japón experimentó en 2018 con un candidato virtual en elecciones municipales, pero el proyecto quedó en el terreno simbólico. El caso albanés rompe esa barrera y otorga un título ministerial real a un sistema informático.
Riesgos y consecuencias
Expertos en derecho, tecnología y política advierten que el nombramiento abre más preguntas que respuestas:
-Legitimidad democrática: ¿puede un software ejercer un cargo público sin haber sido electo ni tener derechos ciudadanos?-
-Responsabilidad legal: si Diella comete un error o toma una decisión dañina, ¿quién asume las consecuencias: los programadores, el primer ministro o nadie?
-Manipulación oculta: pese a la apariencia de neutralidad, la IA depende de datos y parámetros definidos por humanos, lo que podría convertirla en un instrumento de propaganda o control.
-Privacidad: el acceso a registros masivos de contrataciones y datos ciudadanos abre la puerta a un modelo de vigilancia centralizada.
-Precedente político: aunque hoy Diella asegura que “no reemplaza a los humanos”, el experimento podría justificar la automatización de ministerios enteros en el futuro.
Un experimento que divide opiniones
Para el gobierno de Edi Rama, Diella representa un paso audaz hacia un Estado más moderno y libre de corrupción. Para la oposición y parte de la sociedad civil, en cambio, se trata de una peligrosa cesión de poder a un ente no humano que carece de legitimidad y responsabilidad política.
Lo cierto es que Albania se convirtió en el primer laboratorio global donde se pone a prueba hasta dónde puede llegar la inteligencia artificial en la esfera de gobierno. Un experimento que podría marcar el inicio de una nueva era… o una advertencia sobre los riesgos de delegar demasiado poder a las máquinas.