
Iraqi Christians who fled violence in the village of Qaraqush rest upon their arrival at the St. Joseph church in the Kurdish city of Irbil
La invasión de la Llanura de Nínive por parte del Estado Islámico (ISIS) en la noche del 6 al 7 de agosto de 2014 marcó uno de los capítulos más oscuros en la historia reciente de los cristianos caldeos, siríacos y asirios en Irak. Esta región, al noreste de Mosul, ha sido hogar de comunidades cristianas indígenas durante más de 1.700 años —algunos remontan su presencia hasta los primeros siglos del cristianismo.
¿Qué ocurrió el 6 de agosto de 2014?
En una ofensiva relámpago, los combatientes de ISIS capturaron pueblos y ciudades cristianas históricas como Qaraqosh (Bakhdida), Bartella, Karamles, Tel Keppe y Alqosh. A medida que el grupo terrorista se acercaba, decenas de miles de familias cristianas huyeron en plena noche hacia Erbil, capital del Kurdistán iraquí, dejando atrás hogares, iglesias, reliquias sagradas y cementerios milenarios. Fue un éxodo forzado.
Las fuerzas kurdas peshmerga, que previamente habían prometido defender la región, se retiraron sin dar batalla en muchos sectores, dejando a las comunidades indefensas, lo que muchos cristianos consideraron una traición.
¿Por qué esta invasión fue tan significativa?
1. Expulsión sistemática:
ISIS no solo ocupó militarmente, sino que destruyó o profanó iglesias, quemó manuscritos en arameo antiguo, y marcó las casas de los cristianos con la letra ن (nūn, de nasara, nazareno). Esto fue una señal de persecución deliberada, como en otras épocas oscuras de la historia.
2. Limpieza étnico-religiosa:
La ofensiva no fue meramente militar; fue parte de un intento sistemático de eliminar la presencia cristiana indígena de la región. Se les ofrecía solo tres opciones: convertirse al islam, pagar el impuesto jizya, o morir.
3. Patrimonio destruido:
Iglesias del siglo IV al VII fueron saqueadas y demolidas. La destrucción de patrimonio cultural cristiano y asirio fue un crimen de lesa humanidad que aún no ha sido plenamente procesado en términos legales ni políticos.
Pese al exilio masivo, miles decidieron quedarse o regresar después de la liberación de la Llanura de Nínive en 2016-2017 por fuerzas iraquíes y milicias cristianas como las Brigadas de Babilonia y las Unidades de Protección de la Llanura de Nínive (NPU). Algunos datos relevantes:
Qaraqosh, la ciudad cristiana más grande de Irak, ha sido parcialmente reconstruida. La visita del Papa Francisco en 2021 fue un hito emocional.
Las Iglesias caldeas y siríacas han jugado un rol clave en la reconstrucción, incluso a pesar del abandono del gobierno central y la presión constante del islamismo radical.
Jóvenes voluntarios formaron patrullas para proteger sus aldeas y liturgias, lo que marcó una revalorización de la identidad cristiana-indígena.
La complicidad de EEUU
ISIS se consolidó en su estructura y organización en Siria, un país actualmente presidido por quien fuera líder de la agrupación terrorista Hay’at Tahrir al‑Sham (HTS), anteriormente Frente al‑Nusra y afiliado a Al Qaeda (en 2016 cambia el nombre del grupo a HTS y declara haber roto oficialmente lazos con Al Qaeda, aunque expertos dudan de su autenticidad), el criminal Ahmad al‑Sharaa (antes conocido como Abu Mohammad al‑Golani), alguien a quien Occidente ha decidido tenderle la mano política y económicamente a pesar del terrible y oscuro pasado del nuevo dirigente en Siria.
El 14 de mayo de 2025, Trump se reunió en Arabia Saudita con Ahmad al‑Sharaa, y lo describió como un hombre «joven, atractivo» con un “pasado fuerte” y afirmó que “tiene muchas posibilidades de mantenerse firme”. Pocas semanas después, el 7 de julio, la administración Trump retiró oficialmente a HTS de la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO) del Departamento de Estado.
Además, dejó sin efecto la recompensa de U$S 10 millones que existía contra al‑Sharaa por terrorismo, cuyos crímenes incluyen la persecución de cristianos y demolición de iglesias (como en Maaloula).
Todo lo anterior es un ejemplo de la hipocresía de Occidente y de líderes que dicen estar del lado de los cristianos de aquella región de mundo.
Para rematar la historia, al-Golani había sido capturado y encarcelado por EEUU en Camp Bucca, donde estuvo entre 2006 y 2011, y fue liberado por circunstancias aún poco claras. Golani luego fue enviado a Siria, poco después de ser liberado, (2011 es el año en que inició también la guerra civil en Siria) por el Estado Islámico de Irak (ISI), el precursor de ISIS, que también cometió genocidio contra cristianos, yazidíes y otras minorías en Irak. Todos estos grupos compartían raíces ideológicas salafistas y anti-cristianas extremas. Tanto Al-Nusra como ISIS justificaban la persecución religiosa como parte de su interpretación radical de la sharía.
Golani empieza a operar en Siria justo cuando estalla el conflicto interno contra el gobierno de Bashar al-Assad (alawita-chií).
EEUU y sus aliados del Golfo (como Qatar y Arabia Saudita) apoyaban la caída de Assad, lo que coincidió con la financiación de grupos «rebeldes moderados». Muchos de ellos estaban infiltrados o directamente ligados a Al-Qaeda o facciones extremistas, incluido Al-Nusra.
La CIA y el Pentágono entrenaron y armaron a grupos que luego colaboraron con Al-Nusra o ISIS, algo que figuras como Julian Assange y Edward Snowden denunciaron que la CIA sabía que parte de las armas que se enviaban a Siria terminaban en manos de yihadistas.
Mientras tanto, durante y después del ascenso de ISIS entre 2013 y 2015, muchas voces —tanto en Medio Oriente como en Occidente— acusaron al gobierno de EEUU de haber facilitado directa o indirectamente la expansión del grupo terrorista, ya sea por acción u omisión.
Estas son las principales acusaciones y controversias sobre cómo se colaboró para la existencia del extremismo en Medio Oriente, con nombres, documentos y declaraciones clave:
1. Documentos de inteligencia filtrados (DIA, 2012)
En 2015, Judicial Watch publicó documentos desclasificados de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) fechados en agosto de 2012, donde se anticipaba que grupos salafistas, la Hermandad Musulmana y Al-Qaeda en Irak (AQI, precursora de ISIS) serían los principales actores en la guerra civil siria, con apoyo de potencias regionales como Arabia Saudita, Turquía y Qatar.
El informe advertía explícitamente:
«Existe la posibilidad de establecer un principado salafista en el este de Siria, y esto es exactamente lo que las potencias que apoyan a la oposición quieren, con el fin de aislar al régimen sirio».
Esta revelación fue interpretada por críticos como prueba de que Washington estaba al tanto (y no lo impidió) de que su apoyo a la oposición siria terminaría alimentando un califato yihadista.
2. El programa “Timber Sycamore” y el entrenamiento de rebeldes
Entre 2013 y 2017, la CIA ejecutó un programa encubierto de entrenamiento y armamento de rebeldes sirios, con base en Jordania y Turquía. Aunque se suponía que las armas eran para «rebeldes moderados», múltiples reportes mostraron que muchos de estos terminaron colaborando o fusionándose con ISIS o el Frente Al-Nusra (Al-Qaeda en Siria).
El General Michael Flynn, exjefe de la DIA, reconoció en entrevistas (como en Al Jazeera, 2015) que Obama fue advertido de que los grupos armados podían radicalizarse:
«Fue una decisión deliberada (…) sabíamos lo que hacíamos».
3. Declaraciones de líderes internacionales
Bashar al-Assad (Siria), Vladimir Putin (Rusia) y Nouri al-Maliki (ex primer ministro de Irak) fueron explícitos al acusar a EEUU de crear o fomentar indirectamente a ISIS:
“ISIS nació en Irak por la ocupación estadounidense y luego se fortaleció con la guerra en Siria con el respaldo de EE.UU. a los grupos opositores radicales” – Maliki, 2015
Putin, ante la ONU en 2015, preguntó:
“¿Se dan cuenta ahora de lo que han hecho?”.
4. El papel de aliados de EEUU: Arabia Saudita, Qatar, Turquía
Estos países, aliados estratégicos de EEUU, fueron señalados como principales financiadores de ISIS y grupos yihadistas, mediante transferencias de dinero, armas y logística. Wikileaks reveló cables de Hillary Clinton (entonces secretaria de Estado) reconociendo esto:
“Arabia Saudita y Qatar siguen proporcionando apoyo financiero y logístico clandestino al ISIS y otros grupos radicales en la región”.
5. Donald Trump y el discurso directo
En campaña y ya como presidente, Trump acusó repetidamente a Obama y Hillary Clinton de haber “fundado ISIS”:
«ISIS es el resultado directo de decisiones de Obama y Clinton. Ellos crearon el vacío, financiaron a los rebeldes y ahora lo estamos pagando» — Trump, 2016
Aunque esta afirmación fue duramente criticada, encontró eco en sectores conservadores y de inteligencia crítica.
La invasión a la Llanura de Nínive, el genocidio yazidí en Sinjar, y la destrucción de comunidades cristianas, kurdas y chiitas, fueron consecuencias trágicas de este diseño geopolítico fallido (o deliberado).