Una de las primeras reuniones bilaterales de Giorgia Meloni, que se encuentra en Hiroshima, Japón, para su primera reunión del G7, fue con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. Según informes de medios canadienses, la reunión también abordó el tema de los derechos civiles en Italia, y en particular los de las personas LGBTQ. Trudeau le habría dicho explícitamente a Meloni, justo al comienzo de la cumbre: «Obviamente, Canadá está preocupado por algunas de las posiciones que está tomando Italia, con respecto a los derechos LGBTQ». Luego agregó: «Pero no puedo esperar para hablar de eso contigo».
En el pasado, Giorgia Meloni no ha ocultado sus posiciones conservadoras. En junio de 2022, antes de que comenzara la campaña electoral, había dado un discurso en España con representantes del partido de extrema derecha Vox, en el que dijo que se oponía al «lobby LGBT» y la «ideología de género», en lugar de apoyar a la «familia natural». Poco antes de las elecciones, había moderado su tono pero no su contenido, pero reiteró que «en cuanto a los derechos de los homosexuales, están las uniones civiles y en mi opinión está bien. No estoy de acuerdo con el derecho a adoptar, porque los niños a los que ya son desgraciados hay que garantizarles el máximo y el máximo es tener un padre y una madre, estabilidad en la pareja».
Tras unos meses de gobierno, en marzo, el ejecutivo de Meloni intervino con un freno a la transcripción en el registro civil de los hijos de parejas del mismo padre. Una decisión que ha provocado duras reacciones de la sociedad civil y la oposición -que también ha provocado una manifestación de alcaldes-, así como un llamamiento de la Comisión Europea, con el comisario de Justicia Didier Reynders que ha reiterado que todos los países de la UE deben reconocer a los menores con sus padres del mismo sexo la condición jurídica de los niños y los consiguientes derechos. También llegó una condena del Parlamento Europeo, con una enmienda específica. Sin embargo, el gobierno no ha retrocedido.
Trudeau debería ocuparse de su país y no entrometerse en las cuestiones ajenas a su soberanía en Canadá. Tal vez Trudeau recordó su propia humillación cuando Xi Jinping lo increpó y retó el año pasado durante la reunión del G20.