Finalizada la COP27 se llegó a la conclusión de que no se alcanzarán los objetivos fijados arbitrariamente por la ONU. En principio se muestra que hay líderes que no desean perder el poder soberano ante las eventuales resistencias que presenten sus pueblos; no todo ser humano está dispuesto a sacrificarse en nombre de la ideología ecologista.
La conclusión de la COP 27 expresó su repudio a la falta de voluntad de los países para generar la transición verde; vale recordar que las energías verdes han generado grandes colapsos energéticos que uno puede constatar en Alemania, países báliticos, California o Texas. Las soluciones ecologistas oscilan entre lo ineficaz, lo ruinoso o lo perfectamente estúpido, dado que, mientras ven el ocaso económico generado el viejo continente, insisten con mermar la capacidad de desarrollo libre en naciones emergentes.
La nueva solución ecologista propuesta por la COP27 resulta en una mayor prohibición. En este caso, teniendo en cuenta que el 8% del petróleo del planeta lo queman los aviones, el ingeniero responsable de la consulta propone limitar el número de vuelos por habitante a lo largo de la vida; ello según las fuentes consultadas por “Dreuz.info”.
Con el patrocinio de una empresa contaminadora como Coca Cola (Coca-Cola produce 120.000 millones de botellas de plástico de un solo uso al año, y el 99% de los plásticos que utiliza se fabrican con combustibles fósiles), los que dicen que hay que cambiar llegaron en 400 jets privados para promover la prohibición de vuelos comerciales para los ciudadanos comunes. Vale recordar que una hora de vuelo de un jet privado emite cerca de dos toneladas de CO2, mientras que un ciudadano europeo promedio emite 8,2 toneladas en todo un año.
No hay ecologismo sin cinismo, tal como la evidencia demuestra.