El pensamiento conservador es ante todo realista, por ello conviene recordar los principios esbozados en la fundación Edmund Burke; allí se sostuvo tiempo atrás que un mundo de naciones independientes es la única alternativa a las ideologías universalistas que buscan imponer un imperio homogeneizador y destructor de localidades sobre todo el mundo.
De acuerdo a la herencia cultural del conservadurismo, tan atacado injustamente por fanáticos del Estado, cada nación debe ser capaz de gobernarse a sí misma debe trazar su propio curso de acuerdo con su propia herencia constitucional, lingüística y religiosa particular; luego, Cada uno tiene derecho a mantener sus propias fronteras y llevar a cabo políticas que beneficien a su propio pueblo.
El conservador favorece un sistema de libre cooperación y competencia entre los estados-nación, trabajando juntos a través de tratados comerciales, alianzas defensivas y otros proyectos comunes que respeten la independencia de sus miembros. Pero nos oponemos a transferir la autoridad de los gobiernos electos a organismos transnacionales o supranacionales, una tendencia que pretende una alta legitimidad moral aun cuando debilita el gobierno representativo, siembra la alienación y la desconfianza pública y fortalece la influencia de los regímenes autocráticos. Se rechaza el imperialismo en sus diversas formas contemporáneas (China y cuantas otras potencias autoritarias haya). Pero también hay oposición al imperialismo progresista de la última generación, que buscó ganar poder, influencia y riqueza dominando a otras naciones, usando tanto al Estado como al Mercado, y tratando de rehacerlas a su propia imagen.
Una nación independiente se instituye para establecer una unión más perfecta entre las diversas comunidades, partidos y regiones de una nación dada, para asegurar su defensa y justicia comunes entre ellos, y para asegurar el bienestar general y las bendiciones de la libertad para todos. este tiempo y para las generaciones futuras. Se debe limitar en consecuencia todo poder que se abra a una posible tiranía en pos de resguardar el bien de la comunidad.
Para el pensamiento conservador es una premisa fundante la igualdad ante el derecho. Con esto queremos decir que tanto los ciudadanos como los extranjeros, y tanto el gobierno como el pueblo, deben aceptar y cumplir las leyes de la nación. Todos los conservadores coinciden en que, en ocasiones, es necesario reparar y mejorar las tradiciones e instituciones jurídicas nacionales; sin emabargo, el cambio necesario debe tener lugar a través de los principios de realismo y del orden jurídico. Ello es a fin de evitar revoluciones preservar las tradiciones nacionales y la propia nación. No en vano el conservador propone poner fin rápidamente a los disturbios, saqueos, actos de vandalismo y otros desórdenes públicos inaceptables.
El conservador cree en una economía basada en la propiedad privada y la libre empresa por cuanto es el mecanismo más adecuado para promover la prosperidad de la nación. El conservadurismo está de acuerdo con las tradiciones de libertad individual siempre que no colisionen con el derecho natural. El mercado no puede ser absoluto; las corporaciones transnacionales que muestran poca lealtad a cualquier nación dañan la vida pública al censurar el discurso político, inundando el país con sustancias peligrosas y adictivas, o fomentando hábitos personales obsesivos y destructivos. na política económica nacional prudente debe promover la libre empresa, pero también debe mitigar las amenazas al interés nacional, perseguir agresivamente la independencia económica de las potencias hostiles, nutrir industrias cruciales para la defensa nacional y restaurar y mejorar las capacidades de fabricación críticas para el bienestar público. El capitalismo de amigos y la promoción selectiva de la obtención de ganancias corporativas por parte de los órganos del poder estatal, deben ser enérgicamente denunciados y combatidos.
Se reconoce que la mayoría de las universidades son de orientación progresista y globalista que se oponen con vehemencia a las ideas nacionalistas y conservadoras. Tales instituciones no merecen el apoyo de los contribuyentes a menos que se vuelvan a dedicar a su función educadora.
Para el pensamiento conservador, la familia tradicional es la fuente de las virtudes de la sociedad y merece un mayor apoyo de las políticas públicas. La familia tradicional, construida alrededor de un vínculo de por vida entre un hombre y una mujer, y sobre un vínculo de por vida entre padres e hijos, es la base de todos los demás logros de la civilización. La desintegración de la familia, incluida una marcada disminución del matrimonio y la natalidad, amenaza gravemente el bienestar y la sostenibilidad de las naciones occidentales en tiempos actuales. Entre las causas se encuentran un individualismo sin restricciones que considera a los niños como una carga, al tiempo que fomenta formas cada vez más radicales de licencia y experimentación sexual como alternativa a las responsabilidades de la vida familiar y congregacional. Las condiciones económicas y culturales que fomentan una vida familiar y congregacional estable y la crianza de los hijos son prioridades de primer orden para la doctrina conservadora.
La inmigración ha hecho inmensas contribuciones a la fortaleza y prosperidad de las naciones occidentales. Pero la inclinación actual por la inmigración descontrolada y no asimilada se ha convertido en una fuente de debilidad e inestabilidad, no de fuerza y dinamismo, que amenaza la disensión interna y, en última instancia, la disolución de la comunidad política. Se requieren, en base al realismo, pasos más restrictivos hasta que los países reúnan el ingenio para establecer políticas más equilibradas, productivas y asimilacionistas.
Para el conservador todos los hombres son creados a imagen de Dios; luego, la política pública debe reflejar ese hecho. El valor de ninguna persona puede juzgarse por la forma de sus rasgos, el color de su piel o los resultados de una prueba de laboratorio. Se condena el uso de instituciones estatales para la homogenización de las etnias. Las simpatías culturales fomentadas por los cuerpos intermedios ofrecen una base sólida para la conciliación y la unidad entre diversas comunidades.
Lo expuesto resume lo que es un conservadurismo patrio.