Nota por Fer Iván Soriano – Instagram: @ferivan_soriano77
“Derecho”, “Seguro”, “Positivo”, “Avance”, “Empoderamiento”. Son algunas de las palabras más utilizadas por los diversos medios de comunicación para celebrar el asesinato de 32.758 niños por nacer según los datos del Ministerio de Salud de la Nación argentina.
Uno de los tantos actos repudiables, en materia de salud, de la gestión de Alberto Fernández se dio el año pasado cuando a pocos días de haber celebrado la Navidad (el nacimiento del niño Jesús) se envió un proyecto de ley nacional para legalizar el asesinato vía aborto. Con el agravante de que el mismo Estado, que había atemorizado a la ciudadanía con el terror de salir a la calle por el contagio del virus, incitó a que la “marea verde” cope las calles en defensa de esa práctica. Sin importar el uso del barbijo y la distancia social que tanto había pregonado durante todo el año y con el cual había amenazado con eventuales sanciones si no se cumplía en su uso. Peor aún, la doble vara nuevamente quedó en evidencia cuando se movilizaron los sectores celestes, los cuales no solo fueron considerados “anti-derechos” sino también cómplices del virus, las muertes y los contagios.
Hoy, a prácticamente un año de aquel acontecimiento, nuevamente el Estado, los medios y las ONGs enarbolan la bandera del “derecho a matar”.
“Aborto legal: a un año de una conquista feminista y de un triunfo colectivo” Así festejaba por Twitter la Campaña Nacional por el Derecho al aborto de CABA.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, desde el primero de enero al treinta de noviembre de este año, se realizaron 32.758 abortos en el sector público, se distribuyeron 46.283 tratamientos de misoprostol, 1243 hospitales y centros de salud se comprometieron a realizar la práctica y la línea de ILE recibió 19.000 consultas (entre 2010 y 2020 se recibieron 17.302 consultas).
Cabe mencionar que no se contemplan aquellas prácticas realizadas en el sector privado. Con lo cual, el número es aún mayor.
“Cada vez más municipios hacen IVEs” celebra Página 12 y agrega que la mayor oposición son los colegios médicos y las prepagas. A la par, Tiempo Argentino también contempla a “los médicos anti-derechos” y da espacio a las palabras de Analía Santilli (miembro de la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir) cuando declara: “Hay que desterrar la mirada solo médico biologicista”.
Este no es un dato menor dado que recordemos que la Medicina ya ha demostrado que existe vida desde la concepción. Con lo cual, desterrar esta mirada implica desconocer la vida del ser humano en el vientre materno.
Yolanda Bertazzo, jefa del Programa de Salud Sexual Reproductiva y No Reproductiva de San Luis expresó en El Diario de la República: “Afortunadamente en San Luis ya veníamos trabajando muy bien en la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) y la ley nos vino bárbaro para empezar a trabajar desde la legalidad y no desde la clandestinidad. CREO QUE HA SIDO MUY BUENO, a pesar de este contexto, quizá no hayamos llegado al 100%, pero por lo menos a todas aquellas que se arrimaron a los centros de salud hemos podido darle respuesta, además de destacar otro aspecto súper positivo que es que la provincia haya empezado a fabricar misoprostol en Laboratorios Puntanos, lo que nos dio un gran paraguas para no tener baches de medicación (…) Más allá de los objetores de conciencia, cada jefe de centro de salud y de hospital tiene que buscar una alternativa que no esté dentro de la objeción de conciencia y dé así respuesta, este es nuestro desafío para el año que viene, es una ley nacional y se debe cumplir en todos los centros asistenciales más allá del pensamiento personal, hay que dar respuesta a la comunidad”.
Lo que Bertazzo parece olvidar es la existencia de la supremacía constitucional y de los diversos tratados internacionales de DD.HH. que forman parte de la Constitución Nacional donde se contempla la defensa del Derecho a la Vida desde la concepción. Antes de abogar por el cumplimiento de una ley nacional hay que cumplir la Carta Magna. “Que llegue a todes por igual” es el nuevo desafío de cada a 2022, donde el Estado buscará trabajar de manera articulada con organizaciones sociales y no gubernamentales (como Amnistía Internacional) para llevar el aborto a todas las regiones del país para aumentar su práctica en este “derecho”. Por dicho motivo se realizaron guías para los pueblos indígenas y para las personas trans o “con capacidad de gestar”.
Recordemos que hace un mes, Carla Vizzotti (actual ministra de salud nacional) agradeció el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas en el Encuentro Federal de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos al declarar: “En toda América Latina nos están mirando. Y esto nos tiene que dar mucho orgullo, pero además una enorme responsabilidad para abrir el camino en la región y avanzar en la ampliación y acceso de derechos con equidad y calidad”.
Es definitiva para el año entrante: Globalismo, Progresismo, Indigenismo y Ecologismo buscarán articularse en medidas concretas para eliminar más seres humanos en Argentina.
Por último, el 18 de octubre de este año, en este mismo espacio se publicó un artículo donde se hacia público el trágico número de 34.000.000 de abortos a nivel mundial. Hoy la cifra supera los 42.000.000. Y el Estado argentino considera que es preciso hacer un aporte mayor y asesinar a más personas.
Volvemos a repetir aquella pregunta final: ¿Cuánta sangre más debe ser derramada para que las feministas se sientan empoderadas?
La batalla contra el Colectivismo es constante. Pero aunque se quiera destruir la Navidad, no lo lograrán. Pues “quién comprender el significado de la vida, no aboga por la muerte”. Es preciso fomentar la moral, el respeto por todos los individuos, concientizar, no desanimarse, mantenerse firme y recordar que “Quién salva una vida, salva al mundo”.