La situación de los cristianos en Cisjordania da testimonio de una realidad de “confinamiento”, es decir, de la dificultad para desplazarse y el hostigamiento sistemático hacia las familias cristianas de pequeños enclaves palestinos. Bien se señala: “Taybeh, una pequeña ciudad cristiana de 1,500 habitantes situada a 30 kilómetros al norte de Jerusalén, era administrada normalmente, según los acuerdos de Oslo de 1993, por la Autoridad Palestina. Desde el ataque de Hamás, se encuentra en los territorios palestinos ocupados por Israel, que pretende anexionarla y expulsar a los palestinos”[1].
Taybeh, la única ciudad íntegramente cristiana de Palestina, enfrenta hoy un cerco asfixiante por parte del ejército israelí y los colonos judíos. Los habitantes viven confinados entre muros y controles militares que dificultan cualquier desplazamiento, en un contexto de segregación vial y hostigamiento constante. Desde los ataques del 7 de octubre de 2023, las restricciones se intensificaron; los palestinos deben justificar continuamente su identidad y muchos han sido forzados a abandonar sus hogares. Los colonos, armados, ocupan tierras agrícolas, destruyen olivos y usan su ganado para impedir el acceso de los campesinos, dañando gravemente la economía local basada en la producción de aceite de oliva. A esto se suman incendios provocados cerca de viviendas y templos antiguos, como la iglesia de San Jorge el Khader, del siglo V.
Frente a esta situación, la comunidad cristiana, guiada por el párroco Fawadleh Bashar, busca resistir al exilio mediante proyectos concretos que mantengan la vida en Taybeh. Con apoyo del Patriarcado Latino de Jerusalén, se han creado empleos en la escuela, una residencia de ancianos, una radio en línea y una casa de huéspedes “Charles de Foucauld”. También se promueven iniciativas culturales y deportivas para fortalecer el tejido social. El plan más ambicioso es construir viviendas para familias jóvenes y frenar la emigración. A pesar de las amenazas y la presión constante, los cristianos de Taybeh (custodios de un lugar donde, según el Evangelio de Juan, Jesús se refugió antes de su Pasión) intentan mantener viva la esperanza en medio de un entorno cada vez más hostil.
El drama es más amplio al considerar que, según estimaciones de diversas fuentes, los cristianos palestinos en los Territorios Ocupados (Cisjordania y Gaza) constituyen apenas entre el 1 % y el 2,5 % de la población[2]. Por ejemplo, el censo de 2017 del Palestinian Central Bureau of Statistics reporta aproximadamente 46.850 cristianos en Palestina, lo que equivale al 1 % del total de la población[3]. Otro informe señala que en la combinación de Cisjordania y Gaza apenas el 2,5 % de los habitantes es cristiano[4].
La minoría cristiana, enraizada en la tradición de los mártires y confesores de los primeros siglos, entiende, como bien mencionó el patriarca latino, que esta situación representa al mismo corazón de la Iglesia; entiéndase, es el permanecer, dar testimonio y ser sal y luz en un entorno hostil. Cual signo profético que los cristianos palestinos van ocupando el papel nuevo de “último pueblo cristiano” en Tierra Santa, se ve que el martirio es cada vez más presente en estos últimos tiempos.
Además de las dificultades demográficas, el contexto político y estructural agrava la supervivencia de estas comunidades dadas las restricciones de movimiento, demolición de viviendas, presión social y económica, emigración de jóvenes, menor tasa de natalidad, y un futuro poco claro[5].
[1] Fuente: https://fsspx.news/es/news/cisjordania-la-dificil-supervivencia-del-ultimo-pueblo-cristiano-55405
[2] Fuente: https://imeu.org/resources/palestine-101/palestinian-christians-in-the-holy-land/156
[3] Fuente: https://pcpsr.org/en/node/806
[4] Fuente: https://joshuaproject.net/countries/we
[5] Fuente: https://es.zenit.org/2024/05/31/luego-de-cinco-meses-de-guerra-en-tierra-santa-cual-es-el-futuro-de-los-cristianos-en-la-tierra-de-jesus/




