
Con todos los votos escrutados, el 50,4% de los que votaron dijo sí a la propuesta, mientras que el 49,6% la rechazó.
La estrecha diferencia de votos es una sorpresa. Las encuestas de opinión indicaban que hasta un 60% apoyaba las identificaciones digitales, que también contaban con la aprobación del gobierno suizo y de ambas cámaras del parlamento.
Fue la segunda votación en Suiza sobre la identificación digital. Una propuesta anterior fue rechazada en 2021, ante la preocupación de que los datos se almacenarían de forma centralizada y serían controlados en gran medida por proveedores privados.
La propuesta revisada del domingo mantiene el sistema en manos del gobierno. Los datos se almacenarán únicamente en los teléfonos inteligentes de los usuarios individuales, y las identificaciones digitales serán opcionales.
Los ciudadanos pueden seguir utilizando el documento nacional de identidad si así lo desean, lo que ha sido estándar durante décadas en Suiza.
Para aliviar aún más las preocupaciones sobre la privacidad, una autoridad particular que busque información sobre una persona (como prueba de edad o nacionalidad, por ejemplo) solo podrá verificar esos detalles específicos.
Esto ocurre después de que el gobierno del Reino Unido anunciara a principios de esta semana planes para introducir su propia identificación digital (que sería obligatoria para el empleo) con la excusa de reducir el número de inmigrantes ilegales que viven y trabajan en el país.
La identificación digital británica propuesta tendría menos usos previstos que la versión suiza, pero aún así ha suscitado preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos.
Los partidarios del sistema suizo dicen que éste hará la vida mucho más fácil para todos, permitiendo que una serie de procedimientos burocráticos (desde obtener un contrato telefónico hasta demostrar que uno tiene la edad suficiente para comprar una botella de vino) se realicen rápidamente en línea.
Los opositores a las tarjetas de identificación digitales, que reunieron suficientes firmas para forzar otro referéndum sobre el tema, argumentan que la medida aún podría socavar la privacidad individual.
También temen que, a pesar de las nuevas restricciones sobre cómo se recogen y almacenan los datos, estos todavía puedan utilizarse para rastrear a personas y con fines de marketing.
Suiza tiene una larga tradición en la protección de la privacidad de sus ciudadanos. Las leyes de secreto bancario, ahora muy diluidas, se diseñaron para proteger las finanzas personales de las miradas indiscretas del Estado.
Durante años, Google Street View fue objeto de controversia en Suiza y, aún hoy, a raíz de una sentencia del Tribunal Federal Suizo, las imágenes tomadas cerca de escuelas, refugios para mujeres, hospitales o prisiones deben difuminarse automáticamente antes de publicarse en Internet.