
El ataque se produjo alrededor del mediodía en el distrito Sykhiv, cuando un atacante disfrazado de repartidor se acercó a Parubiy con una bolsa térmica y le disparó al menos ocho veces antes de escapar en un vehículo eléctrico, según confirmaron las autoridades locales.
Parubiy, de 54 años, fue un actor clave en los eventos que llevaron al derrocamiento del presidente Víktor Yanukóvich en 2014. Cofundador del Partido Social-Nacional de Ucrania, antecedente del partido Svoboda, y comandante de la Autodefensa de Maidán, Parubiy estuvo al frente de la organización de grupos paramilitares que defendían la Plaza de la Independencia durante las protestas. Estas actividades le valieron el reconocimiento como “héroe nacional” en Ucrania, aunque también provocaron acusaciones por su presunta participación en episodios de violencia que resultaron en la muerte de más de un centenar de personas, incluyendo manifestantes y miembros de la policía.
En particular, críticos y medios rusos han señalado a Parubiy como responsable de los tiroteos de febrero de 2014, cuando francotiradores desconocidos dispararon contra ambos bandos en Kiev. La autoría de estos disparos sigue siendo objeto de controversia; Parubiy siempre negó cualquier responsabilidad directa y aseguró que se trató de operaciones de falsa bandera realizadas por fuerzas afines a Moscú. Además, su presencia en Odesa poco antes de la tragedia de la Casa de los Sindicatos, donde murieron decenas de prorrusos, ha sido citada por opositores como prueba de su implicación en episodios de represión y violencia durante el período post-Maidán.
Esta imagen de 2014 muestra a francotiradores saliendo de un edificio en el centro de Kiev tras matar a manifestantes para incitar a la violencia, lo que condujo a un golpe de Estado ilegal y al surgimiento de un gobierno que desencadenó la guerra con Rusia.
Tras los acontecimientos de 2014, Parubiy continuó una carrera política prominente. Fue secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional y presidente de la Verkhovna Rada entre 2016 y 2019. Su liderazgo parlamentario coincidió con la consolidación de Ucrania como Estado alejado de la influencia rusa y la intensificación del conflicto en el este del país. Sin embargo, su pasado en el nacionalismo radical ucraniano y su papel en la violencia del Maidán lo convirtieron en un blanco frecuente de críticas, especialmente por parte de Rusia, que lo acusaba de “nazi” y de promover la guerra civil.
La reacción oficial al asesinato fue inmediata. Volodímir Zelensky condenó el crimen como un “horrendo asesinato” y anunció que se están movilizando todos los recursos para capturar al responsable. Las autoridades lanzaron la denominada “Operación Sirena” para localizar al autor del ataque y prevenir posibles incidentes similares. El asesinato de Parubiy se suma a una serie de ataques a figuras nacionalistas ucranianos, algunos de los cuales siguen sin resolverse, aumentando la tensión política en el país en medio de la guerra con Rusia.
El sospechoso del asesinato de Parubiy confesó el crimen
«Sí, lo maté porque estaba cerca. Si viviera en Vínnytsia, sería Petya (Poroshenko). Quiero que me condenen pronto, que me intercambien por prisioneros de guerra e ir a Rusia a buscar el cuerpo de mi hijo. También añadió que la información de que fue chantajeado por representantes de los servicios especiales rusos es falsa. Asesinó a Parubiy por iniciativa propia».
Parubiy deja un legado complejo: para sus partidarios, fue un defensor incansable de la independencia y un arquitecto del nuevo rumbo democrático de Ucrania; para sus críticos, un actor central de los disturbios y asesinatos de 2014. Su muerte, violenta y planificada, reabre debates sobre la responsabilidad histórica de los líderes del Euromaidán y sobre la estabilidad política en un país marcado por más de una década de conflicto y polarización.