
En años anteriores, los colonos han incendiado cultivos, saqueado maquinaria agrícola e incluso arreado ganado hacia los campos de cultivo para destruir las cosechas. Los ataque actuales incluyeron un incendio justo al lado del sitio arqueológico de las ruinas de la iglesia de San Jorge, del siglo V.
Taybeh, una ciudad impregnada de historia bíblica y conocida desde hace tiempo como un enclave excepcional con presencia cristiana ininterrumpida en Cisjordania, está experimentando una ola de ataques cada vez más intensos que sus residentes describen como una campaña de desgaste. Con olivares arrasados, casas saqueadas y colonos armados invadiendo cada vez más sus tierras de cultivo, los habitantes de Taybeh se enfrentan a una cruda realidad: la erosión de la seguridad, la dignidad y la posibilidad de permanecer en la tierra que sus familias han cultivado durante generaciones.
Comunidades enteras de pastores beduinos han sido abandonadas bajo lo que sus antiguos residentes describen como amenazas cada vez más descaradas de extremistas israelíes que expanden asentamientos ilegales en la zona.
Una de esas comunidades, Mu’arrajat, fue vaciada la semana pasada.
Ubicada justo al este de Ramala y a menudo identificada con el antiguo Efraín mencionado en el Evangelio de Juan como el último refugio de Jesús antes de su Pasión, Taybeh se ha convertido en un punto focal en la lucha más amplia por la tierra, la identidad y la supervivencia en los territorios palestinos ocupados.
Según la Biblia, tras la resurrección de Lázaro, Jesús se retiró con sus discípulos a Efraín. Juan dice «Así que desde aquel día —los fariseos— acordaron matarle. Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos» (Evangelio de Juan, cap. 11, vv. 53-54). Esto sucedió durante los primeros días de Nisán, quizá en torno al año 30.
Jesús se retiró en un cerro pedregoso qué estaba situado a 8 km de Taybeh en dirección a Jordania para así fortalecer su espíritu, rezar, ayunar y exponerse a la tentación. Por ese motivo, a este cerro pedregoso se le conoce como Carantal, que deriva del latín Quarenta (‘cuarenta’), que alude a los cuarenta días que Jesús ayunó. Según el evangelista, Taybeh-Efraín es el lugar solitario donde Jesús encontró la tranquilidad diáfana para prepararse a sí mismo y a sus discípulos para el gran sacrificio.
Mientras que otras comunidades cristianas de la región han disminuido constantemente a lo largo de las décadas, Taybeh ha resistido, pero la pregunta urgente es por cuánto tiempo más. En las últimas semanas, colonos establecieron un nuevo puesto de avanzada en el perímetro oriental de Taybeh. Construido sobre las ruinas de una granja familiar desmantelada el año pasado, el puesto se extiende por una superficie de unos 17.000 dunums (unas 1.690 hectáreas), una extensión vital para la economía de la ciudad. Estos campos, ricos en olivos y cultivos de temporada, y hogar de la ganadería, constituyen el sustento agrícola de la ciudad.
El padre Jacques-Noble Abed llamó a la línea de emergencia de la policía dos veces el lunes durante el incendio provocado y le dijeron que se estaba enviando una fuerza policial, pero ningún agente de policía llegó al lugar, agregó Fawadleh.
PALESTINE
Jewish extremists from Israel carried out ATTACKS on the CHRISTIAN town of Taybeh in the West Bank
They SET FIRE to houses and crops in an effort to force Christians from their homes
Latin, Orthodox and Melkite priests released a joint statement appealing for help pic.twitter.com/WI8AEA1Er1
— Catholic Arena (@CatholicArena) July 9, 2025
Sacerdotes latinos, ortodoxos y melquitas emitieron un omunicado conjunto pidiendo ayuda:
Nosotros, los sacerdotes de las tres iglesias de Taybeh —la Iglesia Ortodoxa Griega, la Iglesia Latina y la Iglesia Greco-Católica Melquita— alzamos nuestras voces en nombre del pueblo y de nuestros feligreses para condenar firmemente los continuos y graves ataques que tienen como objetivo a Taybeh.
Estos asaltos amenazan la seguridad y estabilidad de nuestra localidad y buscan socavar la dignidad de sus residentes y la santidad de su tierra sagrada.
El lunes 7 de julio, los colonos incendiaron deliberadamente un área cercana al cementerio del pueblo y la histórica Iglesia de San Jorge (Al-Khadr), que data del siglo V —uno de los lugares religiosos más antiguos de Palestina—. De no haber sido por la vigilancia de los residentes locales y la rápida intervención de los equipos de bomberos, los daños podrían haber sido mucho más catastróficos.
En un escenario que se ha vuelto provocativamente rutinario, los colonos continúan pastando su ganado en tierras agrícolas de Taybeh, incluyendo campos de familias y zonas cercanas a viviendas residenciales, sin que haya disuasión o intervención por parte de las autoridades. Estas violaciones van más allá de la provocación: causan daño directo a los olivos —fuente vital de sustento para el pueblo de Taybeh— y evitan que los agricultores accedan y cultiven sus tierras.
La zona oriental de Taybeh, que comprende más de la mitad del territorio del pueblo y la mayor parte de su actividad agrícola, se ha convertido efectivamente en un blanco fácil para asentamientos ilegales que se expanden en silencio bajo protección militar. Estos asentamientos sirven de base para ataques futuros contra la tierra y la gente del pueblo.
Como sacerdotes, sentimos una responsabilidad pastoral y moral hacia nuestra comunidad. No podemos guardar silencio frente a estos ataques implacables que amenazan nuestra misma existencia en esta tierra. Taybeh —conocida en el Evangelio como “Efraín”, el lugar al que Jesús se retiró antes de su Pasión (Juan 11:54)— es la última comunidad enteramente cristiana que queda en Cisjordania. Su población completamente cristiana representa una presencia única en la región, un testimonio vivo que se remonta a la época de Cristo. Este legado espiritual y cultural perdurable, conservado fielmente por el pueblo de Taybeh a lo largo de generaciones, está ahora en serio riesgo de erosión y desplazamiento debido a la sistemática agresión contra tierras, lugares sagrados y la comunidad local.
Hacemos un llamado a los actores locales e internacionales —especialmente cónsules, embajadores y representantes eclesiales de todo el mundo— para que tomen las siguientes medidas:
1. Iniciar una investigación inmediata y transparente sobre los incidentes de incendio provocado y los continuos ataques a propiedades, tierras agrícolas y lugares sagrados.
2. Aplicar presión diplomática sobre las autoridades ocupantes para que detengan las acciones de los colonos y les impidan entrar o pastar en tierras de Taybeh.
3. Enviar delegaciones internacionales y eclesiales para realizar visitas de campo, documentar los daños y dar testimonio de la realidad que se deteriora sobre el terreno.
4. Apoyar al pueblo de Taybeh mediante iniciativas económicas y agrícolas, y fortalecer su resiliencia con un acompañamiento legal efectivo.
Creemos que Tierra Santa no puede permanecer viva sin su pueblo indígena. Expulsar por la fuerza a los agricultores de sus tierras, amenazar sus iglesias y rodear sus pueblos es una herida al corazón vivo de esta nación. Seguimos firmes en nuestra fe y esperanza compartidas de que la verdad y la justicia prevalecerán.