Gal Gadot, la actriz de ‘Wonder Woman’, revela que sufrió un ‘coágulo sanguíneo cerebral masivo’ durante el embarazo

En una emotiva publicación en Instagram acompañada de una emotiva foto de ella amamantando a su hija recién nacida, Ori, Gadot habló sobre los desafíos que enfrentó a principios del año 2024.

En su extenso pie de foto, Gadot reveló que durante febrero, en el octavo mes de su embarazo, comenzó a experimentar dolores de cabeza debilitantes que la dejaron postrada en cama.

Después de soportar el dolor durante semanas, una resonancia magnética finalmente descubrió la causa: un coágulo de sangre masivo en su cerebro.

Declaración de Gadot:

«Este año ha sido un año de grandes desafíos y profundas reflexiones, y he luchado con la forma de compartir una historia personal, o incluso si hacerlo. Al final, decidí dejar que mi corazón me guiara.

Tal vez esta sea mi manera de procesar todo, de descorrer el velo y mostrar la frágil realidad que se esconde tras los momentos seleccionados que compartimos en las redes sociales. Sobre todo, espero que al compartirlos pueda crear conciencia y ayudar a otras personas que puedan enfrentarse a algo similar.

En febrero, durante mi octavo mes de embarazo, me diagnosticaron un coágulo de sangre masivo en el cerebro.

Durante semanas, había sufrido unos dolores de cabeza insoportables que me obligaban a permanecer en cama, hasta que finalmente me sometí a una resonancia magnética que reveló la terrible verdad. En un momento, mi familia y yo nos enfrentamos a lo frágil que puede ser la vida. Fue un duro recordatorio de lo rápido que todo puede cambiar y, en medio de un año difícil, lo único que quería era aguantar y vivir.

Fuimos de urgencia al hospital y, en cuestión de horas, me operaron de urgencia. Mi hija, Ori, nació en ese momento de incertidumbre y miedo. Su nombre, que significa “mi luz”, no fue elegido por casualidad.

Antes de la cirugía, le dije a Jaron que cuando nuestra hija naciera, ella sería la luz que me esperaría al final de este túnel.

Gracias a un extraordinario equipo de médicos de Cedars-Sinai y a semanas de atención dedicada, logré salir adelante y comencé el camino hacia la recuperación. Hoy estoy completamente curada y llena de gratitud por la vida que me han devuelto.

El viaje me ha enseñado mucho. En primer lugar, es fundamental escuchar a nuestro cuerpo y confiar en lo que nos dice. El dolor, el malestar o incluso los cambios sutiles suelen tener un significado más profundo, y estar en sintonía con nuestro cuerpo puede salvarnos la vida.

En segundo lugar, es importante que haya concienciación. No tenía ni idea de que a 3 de cada 100.000 mujeres embarazadas de más de 30 años se les diagnostica trombosis venosa cerebral (formación de un coágulo sanguíneo en el cerebro).

Es muy importante identificarlo a tiempo porque es tratable. Si bien es poco común, es una posibilidad, y saber que existe es el primer paso para abordarlo. Compartir esto no tiene como objetivo asustar a nadie, sino empoderar. Si al menos una persona se siente obligada a tomar medidas para su salud debido a esta historia, habrá valido la pena compartirla».

La trombosis venosa cerebral (TVC) es una condición poco común pero grave en la que se forma un coágulo de sangre en los senos venosos del cerebro, impidiendo que la sangre fluya adecuadamente y aumentando la presión dentro del cráneo.

El embarazo, especialmente en el tercer trimestre y el puerperio, incrementa el riesgo debido a los cambios hormonales, el aumento en la coagulación de la sangre y la compresión de las venas por el útero en crecimiento. Otros factores de riesgo incluyen:

  • Antecedentes familiares de trombosis o trastornos de la coagulación
  • Trombofiliasco
  • Cesárea o complicaciones
  • Deshidratación o infecciones

Aunque la incidencia es baja, es fundamental identificar los síntomas rápidamente para iniciar el tratamiento. Los síntomas típicos incluyen:

  • Dolores de cabeza intensos y persistentes
  • Convulsiones
  • Alteraciones visuales
  • Náuseas o vómitos
  • Confusión o pérdida de conciencia

El tratamiento suele incluir anticoagulantes para disolver el coagulo y reducir el riesgo de complicaciones.