California: cuando la negligencia se disfraza de “cambio climático”

Al menos 24 muertos, más de una decena de desaparecidos y 80.000 personas han tenido que evacuar barrios de Los Ángeles debido a los incendios descontrolados. Hace semanas que, desde Pacific Palisades hasta Pasadena, el paraíso costero de Los Ángeles está ardiendo hasta los cimientos. En menos de un día, más de 80.000 californianos han sido evacuados, hay múltiples heridos y al menos dos muertos. Con más de 1600 hectáreas de algunas de las propiedades más valiosas del país en llamas, los incendios forestales del sur de California podrían resultar uno de los desastres más costosos en la historia de Estados Unidos[1]. Según los medios de comunicación y algunos científicos, el cambio climático es la causa de los incendios. “Los investigadores creen que el calentamiento global está aumentando las condiciones que favorecen los incendios forestales, incluida la baja humedad relativa”, sostuvo la BBC. Pero la tragedia no es “una escena bíblica”[2] venida del cielo, una catástrofe inesperada[3], como sostuviera el medio NBC, ni parte de “una nueva era”[4], como dijera Al Gore. Resulta, más bien, un producto ineludible de una política gubernamental negligente y fallida.

También hace semanas que, tanto el gobernador del estado, Gavin Newsom[5],  como la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass[6], insisten en que los recientes incendios que arrasaron sus comunidades fueron “causados por el cambio climático”. Empero, lo cierto es que ningún fenómeno climático “anormal” aconteció durante este lapso. Son ya conocidos los vientos estacionales de Santa Ana y los incendios forestales que alimentan desde hace siglos. Resulta paradójico el pensar que, incluso los registros históricos su propio gobierno, indican que los grandes incendios forestales han sido una parte natural del ecosistema de California durante cientos de años y su frecuencia se ha mantenido constante durante el último siglo.

Jon Keeley, experto en incendios del Servicio Geológico de Estados Unidos sostuvo que “sin duda, estos fenómenos podrían producirse sin el cambio climático”. Keeley ha investigado el tema durante 40 años. En 2017, Keeley y un equipo de científicos modelaron treinta y siete regiones diferentes en los Estados Unidos y descubrieron que “los humanos no solo pueden influir en los regímenes de incendios, sino que su presencia puede anular o contrarrestar los efectos del clima”[7]. El equipo de Keeley descubrió que los únicos factores estadísticamente significativos para la frecuencia y la gravedad de los incendios anuales eran la población y la proximidad a las zonas urbanizadas. “Hemos analizado la historia del clima y los incendios en todo el estado”, dijo Keeley, “y en gran parte del estado, en particular en la mitad occidental, no vemos ninguna relación entre los climas pasados ​​y la cantidad de área quemada en un año determinado”. ¿Qué pasa con los científicos que afirman que las condiciones secas son inusuales? “Si observamos los climas de los últimos 100 años en el sur de California”, dijo Keeley, “veremos que ha habido eneros que han sido muy secos. Y ha habido otoños que han sido muy secos. Ha habido vientos de Santa Ana en enero. Así que este tipo de condiciones son las que contribuyen a que un incendio sea particularmente destructivo en esta época del año. Pero no es el resultado del cambio climático”[8].

En este sentido, todo indica que lo que acontece en Los Ángeles, podría haberse evitado. Los vientos de Santa Ana iban a ocurrir. Siempre han ocurrido y siempre ocurrirán. Podemos citar, a modo de ejemplo, el estudio “Los incendios explican más que la temperatura o la precipitación en el impulso de los incendios eólicos en Santa Ana”, publicado en la revista Science en 2021, el cual observa el hecho de que “los incendios forestales de otoño e invierno provocados por los vientos de Santa Ana (SAW) desempeñan un papel importante en el área quemada y las pérdidas sociales en el sur de California. La temperatura durante el evento y la precipitación anterior en la semana o mes anterior desempeñan un papel menor en la determinación del área quemada.”[9] Sabiendo esto, Newsom recortó decenas de millones de dólares de fondos para prevenir incendios forestales y no almacenó suficientes reservas de agua para combatir las inevitables llamas. Al mismo tiempo,  Bass recortó 17,5 millones de dólares al Departamento de Bomberos de Los Ángeles y luego se fue de vacaciones mientras su ciudad seguía ardiendo por su negligencia. En lugar de financiar servicios críticos que mitigarían el crimen, el caos social y las consecuencias predecibles de los desastres naturales, el Partido Demócrata, que gobierna California persiste en invertir cantidades incalculables de dólares en “inclusión”, fronteras abiertas y su transición verde.

Los vientos de Santa Ana alimentan estos incendios, que agravan el altamente árido entorno geográfico. Pero ni los vientos ni el clima seco de California resultan factores imprevistos. La diferencia estriba en el hecho de que, a diferencia de siglos de pasados, donde la población indígena subvertía el aire seco del estado al promulgar quemas controladas en más de 4 millones de acres de tierra, Newsom ha dejado que la yesca y las malezas, sumamente combustibles, se acumulen a lo largo del estado. En 2019, el Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California, encargado de la prevención y protección contra incendios y al cuidado de más de 31 millones de acres de áreas silvestres de California, llevó adelante quemas controladas en 64.000 acres. Para 2020, solo en 32.000, métricas que la gestión Newsom adulteró e infló en un 690%: y es que Newsom se había comprometido en 2020 aumentar las quemas controladas a 1 millón de acres por año, pero California solo logró quemar el 10% de esa cantidad en 2022, último año con registros. La crisis cíclica de climas cálidos y crisis energéticas que sufre el estado no son una coincidencia, sino el resultado directo de decisiones calculadas tomadas por su clase dirigente, ejecutadas importantemente por el Partido Demócrata que domina las decisiones políticas en California desde hace décadas, un estado que no construyó un nuevo embalse importante desde 1979, lo que implica que, aunque los embalses locales estén al máximo de su capacidad, docenas de bocas de incendio en la ciudad costera están completamente sin agua.

Lo cierto es que, mientras la tragedia se consume, de lo que nadie habla es la mala gestión forestal. La mala gestión de los bosques y las tierras es otro factor crítico que contribuye a los incendios forestales de California y que a menudo pasa desapercibido en la cobertura general. El gobernador Gavin Newsom ha promocionado el “liderazgo climático” de California, pero su administración y el Servicio Forestal de Estados Unidos han dado marcha atrás silenciosamente en los objetivos de aclareo, tala y quema prescrita de los bosques[10].

La política Demócrata causó esta crisis, no el cambio climático. El ambientalista Michael Schellenberger, autor de “Break Through: From the Death of Environmentalism to the Politics of Possibility”, lo sintetiza de la siguiente manera: “El gobernador  Newsom  y el alcalde Bass han sabido de los peligros de los vientos de Santa Ana durante toda su carrera, pero aun así no lograron lidiar con ellos. Su absoluta incompetencia y falta de liderazgo son impactantes y escandalosas. Es difícil exagerar lo mucho que se equivocaron. ¿Por qué? Parte de la razón es que [Newsom  y  Bass  ] están centrados en otras cosas: en hacer que el departamento de bomberos sea más diverso racialmente, en el cambio climático, en [complacer] a las personas sin hogar… Año tras año, no hacen nada mientras se centran en cuestiones como las personas trans, Trump y el clima, [mientras] ignoran las cosas que realmente importan a la gente de California”[11].

Aun resuenan especulaciones respecto a cómo se iniciaron los incendios, pero el Departamento de Bomberos de Los Ángeles estima que “el 80% de los incendios en el centro de Los Ángeles son causados por personas sin hogar”, y más de la mitad en toda la ciudad son causados ​​por personas sin hogar[12]. Otros estudios elevan esa cifra hasta el 95%, y quizás el 21% de ellos fueron provocados. Dado que el sistema judicial tarda tanto en distinguir los incendios accidentales de los intencionales, pasarán años antes de que tengamos datos fiables sobre si los incendios provocados han aumentado en la última década. El mismo estudio de Science reconoce el hecho de que “un factor limitante importante para los grandes incendios es si hay o no una ignición que escapa al ataque inicial durante el evento de viento, y la probabilidad de esto aumenta con el número de incendios iniciados. La importancia de este factor no se puede subestimar, ya que en todos los meses el efecto del número de igniciones durante un evento de viento es un factor importante que determina el área quemada. En la región del sur de California, el 100% de todos los incendios SAW son el resultado de igniciones humanas, ya sea intencional o accidentalmente”. Aun así, la abrumadora mayoría del presupuesto de casi mil millones de dólares del Departamento de Bomberos de Los Ángeles se gasta en incendios relacionados con personas sin hogar, pero también ha gastado millones en los últimos años en la creación de una oficina de DEI[13] [14] y un camión de bomberos eléctrico. En una nota semirelacionada, más de un cuarto de millón de californianos se quedaron sin electricidad como resultado de los incendios hasta el miércoles por la mañana.

Durante las últimas semanas, medios de todo el mundo han titulado noticias que ya resuenan como familiares, pero no por ello menos falsas: los incendios forestales de California son evidencia de una “crisis climática” que se está acelerando. Desde The Guardian[15] o Político[16], hasta CNN, sostienen que “que los incendios en Los Ángeles fueron más grandes e intensos debido a la contaminación que calienta el planeta”[17]. Políticos como el senador Bernie Sanders, sostienen que una persona tendría que ser “un idiota”[18] para pensar que el cambio climático no era el culpable. El pasado martes, Rasmussen publicó los resultados de una nueva encuesta nacional estadounidesne, en la que le consultaba a los encuestados “¿qué probabilidad hay de que el reciente incendio forestal en Los Ángeles, California, haya sido causado por el cambio climático?”[19]. Lo sorpresivo de los resultados de esta encuesta resulta ser el hecho de que tres cuartas partes de los votantes Demócratas creen que el cambio climático causó los incendios que asolan Los Ángeles. Políticos de todo el país también han insistido en que el cambio climático causó los incendios. Y, sin embargo, eso no es lo que sugiere la ciencia.

Y, sin embargo, aunque los modelos climáticos predicen que las condiciones climáticas resultantes del cambio climático antropogénico aumentarán la incidencia de los incendios forestales[20], estos incendios recientes no pueden atribuirse ni exclusiva, ni principalmente, al calentamiento global: las condiciones climáticas propicias para los incendios forestales han existido durante milenios como resultado de ciclos climáticos naturales. La variabilidad natural del clima claramente modificó la severidad histórica de los incendios, pero los cambios en el paisaje y otras influencias humanas similares —incluidas las prácticas de tala y agricultura, las prácticas de extinción de incendios, la construcción de líneas ferroviarias y redes eléctricas, el pastoreo de ganado doméstico, la tala de bosques para tierras de cultivo y asentamientos (incluidos los suburbios modernos), la quema agrícola deliberada, el aumento del uso recreativo de paisajes rurales y la introducción intencional o accidental de pastos y arbustos no nativos— han afectado el comportamiento de la vida silvestre a medida que ha cambiado con el tiempo, especialmente desde el siglo XIX.

Los datos más sólidos para evaluar la gravedad de los incendios forestales modernos a lo largo del tiempo en los Estados Unidos continentales provienen de los estados occidentales[21] (Arizona, California, Colorado, Idaho, Montana, Oregón, Nuevo México, Nevada, Utah, Washington y Wyoming), donde existen registros comparables que se remontan a 1916. Estos registros muestran que en tierras federales y protegidas por el gobierno federal, los incendios desde 1916 hasta mediados de la década de 1940 (excluyendo aquellos causados ​​por incendios provocados) fueron similares en escala a los incendios de principios de la década de 2000. La mayor cantidad de acres quemados en un año determinado se quemaron en 2012, pero el segundo número más alto se quemó en 1919, y antes de 1932 ocurrieron algunos incendios enormes[22]que fueron iguales en tamaño a eventos más recientes. En general, no hay una tendencia obvia a lo largo del tiempo. Los registros muestran que la mayoría de los incendios forestales (incluidos los provocados, las fogatas desatendidas, los cigarrillos desechados, las chispas de cables eléctricos o maquinaria, etc.) son iniciados por personas, ya sea intencional o accidentalmente, y esto ha sido en gran medida así durante cientos de años en América del Norte. Por ejemplo, “un enorme incendio forestal que arrasó Maine en el otoño de 1825 fue atribuido a los leñadores que quemaron pilas de desechos, a los colonos que usaron fuego para limpiar tierras de cultivo y a agentes federales que incendiaron el heno cortado por los leñadores ilegales como forraje para sus animales de tiro, en parte porque tales actividades eran causas conocidas de incendios forestales en ese momento. En 2021, se determinó que el 75% de los incendios forestales en los estados de Oregón y Washington fueron causados ​​por humanos, lo que representa un aumento respecto del promedio de los 10 años anteriores, que fue del 64%. Los incendios provocados son un subconjunto perturbador de los incendios forestales provocados por el hombre, y la intención deliberada que define estos incendios puede ser difícil de detectar y de probar. Sin embargo, los registros muestran que los incendios provocados eran un problema grave en varios estados del sur de Estados Unidos ya en la década de 1950, cuando se estimó que entre el 35% y el 50% de los incendios forestales habían sido iniciados deliberadamente. Y esto resulta sumamente significativo, en la medida en que las investigaciones han demostrado que los incendios iniciados por el hombre son más destructivos ecológicamente que los incendios naturales provocados por rayos porque es más probable que comiencen en paisajes abiertos, menos boscosos y en días muy secos con ráfagas de viento, que aumentan la intensidad del incendio y su capacidad de propagarse rápidamente”[23].

Los datos no muestran que los incendios forestales estén empeorando, lo que evidencia que estos artículos se basan en narrativas simplificadas y que acaparan los titulares, que culpan al cambio climático sin examinar otras variables críticas. Además, siguen cometiendo el error más básico de confundir los fenómenos meteorológicos con el cambio climático a largo plazo. En este sentido, es preciso remarcar que no han aumentado las víctimas de desequilibrios climáticos, como tampoco las variaciones climáticas extremas, de hecho, las olas de calor en los Estados Unidos, por ejemplo, frecuentaban ser mucho peores en el pasado (especialmente durante las décadas de 1920 y 1930) que ahora,[24] [25] según la Evaluación Nacional del Clima y los datos corroborados por la propia EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos)[26]. Asimismo, el temor por los incendios forestales no es sino alarmismo estridente. La ONU publicó un documento en 2021 en el que se alertaba que “En los Estados Unidos, los incendios más grandes jamás registrados ocurrieron a fines del verano y otoño [de 2020]. La sequía generalizada contribuyó a los incendios, y de julio a septiembre fueron los más calurosos y secos registrados en el suroeste”[27]. Si bien el número de acres de tierra quemados por incendios forestales de forma anual en los Estados Unidos en “el período actual muestra un aumento sobre el período de referencia [2003-2007]; sin embargo, ambos periodos son sustancialmente menores que el período histórico máximo de 5 años que ocurrió a fines de la década de 1920”[28], cuando los mismos alcanzaron los casi 50 millones de acres quemados. Lo cierto es que entre los años 1930 y 2003, hubo una notable disminución en la cantidad de superficie en acres quemadas y, si bien desde el año 2000 hubo un ligero aumento (durante el cual alcanzó los 10 millones de acres aproximadamente), para 2008 había caído a poco más de 5 millones aproximadamente[29], y hoy en día muy lejos nos encontramos de volver a los niveles registrados antes de 1930, siendo la superficie quemada durante 2020 sólo el 11% del área quemada cada año en durante la década de 1900 (1900-1909) en los Estados Unidos.

Los paisajes de California han evolucionado junto con el fuego durante siglos. Mucho antes de la industrialización, los incendios forestales periódicos arrasaban estos ecosistemas, eliminando el exceso de vegetación y fomentando la biodiversidad. Esto no es una conjetura, sino que está bien documentado en la historia. Las tribus indígenas americanas lo comprendían y utilizaban quemas controladas[30]  para gestionar la tierra. El problema hoy no es que California tenga incendios, cuando siempre los ha tenido, sino que las políticas actuales de extinción de incendios han alterado este ciclo natural. Durante gran parte del siglo XX, los esfuerzos agresivos para extinguir todos los incendios, combinados con el abandono de las prácticas de quema controlada, dieron paso al avance de la vegetación y malezas acumuladas en niveles peligrosos. Enlazados con una disminución de la tala en el estado y la acumulación de combustible, aunados a un número cada vez mayor de habitantes en áreas históricamente propensas a incendios forestales, dieron como resultado un coctel perfecto para una potencial desgracia.

La expansión urbana en áreas propensas a incendios también ha intensificado el problema de los incendios forestales. La interfaz entre zonas urbanas y forestales[31] —donde el desarrollo humano se encuentra con los paisajes naturales— es ahora el hogar de millones de californianos. Esta expansión significa más fuentes de ignición, desde fallas en las líneas eléctricas hasta fogatas, incendios provocados y más, y más estructuras vulnerables al fuego. Alrededor del 95% de los incendios de California son provocados por seres humanos, ya sea intencionadamente, por la caída de un cable de alta tensión, por un asado en el patio trasero o por una fiesta con fuegos artificiales que sale mal, afirman los responsables de Cal Fire[32]. El hecho de que los medios de comunicación no reconozcan el papel que ha desempeñado el aumento de la población en los recientes incendios forestales es profundamente irresponsable. La expansión del desarrollo urbano hacia zonas de alto riesgo, sumada a medidas de protección contra incendios inadecuadas, magnifica la destrucción cuando se producen incendios. Sin embargo, estos factores rara vez aparecen en los titulares. ¿Por qué? Porque no encajan en la narrativa de que el cambio climático es el culpable.

Los medios de comunicación ignoran convenientemente este hecho y prefieren presentar cada incendio forestal como un presagio de lo que potencialmente nos espera gracias al cambio climático. Además, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señala varios factores que los medios de comunicación han citado como factores que “agravan” la situación de los incendios, pero que, según el IPCC, no han empeorado a medida que el clima ha cambiado modestamente, ni se espera que empeoren en el futuro[33]. Las exageradas afirmaciones de los medios de comunicación sobre un aumento de la sequía, un aumento del riesgo de incendios y vientos peores de lo normal, como los de Santa Ana, simplemente no resisten el escrutinio científico.

Atribuir los incendios forestales al cambio climático implica ignorar convenientemente el panorama general. Consideremos lo siguiente: la superficie total quemada por incendios forestales en los EE. UU. en realidad ha disminuido desde principios del siglo XX, según datos del Centro Nacional Interagencial de Incendios. ¿Por qué este hecho no ha sido noticia de primera plana? Porque contradice la narrativa preferida de los medios. En el pasado, los incendios forestales solían ser más grandes y frecuentes que en la actualidad. Culpar al cambio climático por los incendios forestales es una manera fácil de evitar conversaciones difíciles sobre la gestión del territorio, la planificación urbana y la responsabilidad individual. Permite a los políticos desviar la culpa y a los activistas impulsar políticas radicales que a menudo tienen poco que ver con la prevención de incendios forestales. En resumen, una evasiva.

[1] Ver: https://www.cronista.com/financial-times/los-incendios-de-california-podrian-ser-la-catastrofe-mas-cara-de-la-historia-de-estados-unidos/

[2] The New York Times. (11 de enero de 2025). Era una escena bíblica’: los incendios en California arrasan vecindarios enteros. Recuperado de: https://www.nytimes.com/es/2025/01/11/espanol/fue-biblico-los-incendios-en-california-arrasan-casas-y-vecindarios-enteros.html

[3] Algunos residentes permitieron regresar a casa mientras los equipos avanzan en los incendios del área de Los Ángeles. (17 de enero de 2025). NBC. Recuperado de:

https://www.nbcnews.com/weather/wildfires/live-blog/california-wildfires-live-updates-winds-die-fires-rage-la-area-rcna187911

[4] The New York Times. (10 de enero de 2025). ‘We’re in a New Era’: How Climate Change Is Supercharging Disasters. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2025/01/10/climate/california-fires-climate-change-disasters.html

[5] Newson, G. Gov. Gavin Newsom Surveys Wildfire Damage, Talks Climate Change: Transcript. Rev. Recuperado de: https://www.rev.com/transcripts/gov-gavin-newsom-surveys-wildfire-damage-talks-climate-change-transcript

[6] Ver: https://www.nrdc.org/bio/sarah-elkotbeid/mayor-karen-bass-angeles-needs-adapt-our-climate-altered-future

[7] Keeley, J. E. [et. al.]. Different historical fire–climate patterns in California. CSIRO PUBLISHING. International Journal of Wildland. Fire 2017, 26, 253–268. http://dx.doi.org/10.1071/WF16102

[8] Shellenberger, M. (8 de enero de 2025). Jon Keeley: “L.A. Fires Not The Result Of Climate Change”. Public. Recuperado de: https://www.public.news/p/jon-keeley-la-fires-not-the-result

[9] Keeley, J. [et. al]. Ignitions explain more than temperature or precipitation in driving Santa Ana wind fires. Science. 21 Jul 2021. Vol 7, Issue 30. DOI: 10.1126/sciadv.abh2262

[10] Conklin, A. (12 de enero de 2025). Californians ‘angry’ amid devastating wildfires, asking where high tax dollars went: local researcher. Fox News. Recuperado de: https://www.foxnews.com/us/californians-angry-devastating-wildfires-asking-where-high-tax-dollars-went-local-researcher

[11] Piper, E. (12 de enero de 2025). Politics, not science, caused destructive California wildfires. The Washington Times. Recuperado de: https://www.washingtontimes.com/news/2025/jan/12/politics-science-caused-destructive-california-wil/

[12] Schrupp, K. (13 de noviembre de 2023). Homeless linked to 80% of downtown LA fires, highway blazes creates chaos. California. Recuperado de: https://www.thecentersquare.com/california/article_16d64d5a-8258-11ee-a239-4bcd778b8772.html

[13] Los programas de diversidad, equidad e inclusión (conocidos como DEI por sus iniciales).

[14] Downing, J. (12 de enero de 2025). El jefe de diversidad de $300K por año despiata la furia por defender la DEI culpando a la víctima: «Se metió en el lugar equivocado. New York Post. Recuperado de:  https://nypost.com/2025/01/12/us-news/lafds-diversity-chief-sparks-fury-for-defending-dei-by-blaming-the-victim/

[15] Holthaus, E. (9 de enero de 2025). The Los Angeles wildfires are climate disasters compounded. The Guardian. Recuperado de: https://www.theguardian.com/world/2025/jan/09/los-angeles-wildfires-climate-disasters

[16] “Otro ejemplo más de los estragos que se propagan debido al cambio climático”, señala Politico, en:

https://www.politico.com/newsletters/power-switch/2025/01/13/climate-damage-hits-la-firefighters-lungs-00197893

[17] Fritz, A. (14 de enero de 2025). LA fires were larger and more intense because of planet-warming pollution, study suggests. CNN. Recuperado de: https://edition.cnn.com/2025/01/14/climate/los-angeles-fires-worse-global-warming/index.html

[18] Sanders, B. Cit. En “Sanders dice que eres un «idiota» si no crees que los incendios de California son resultado del cambio climático”. (15 de enero de 2025). mrcTV. Recuperado de: https://www.mrctv.org/blog/nick-kangadis/feel-bern-sanders-says-youre-moron-if-you-dont-think-calif-fires-result-climate

[19] Rasmussen Reports. (14 de enero de 2025). L.A. Incendios forestales: 77% de los demócratas culpan al cambio climático. Recuperado de. https://www.rasmussenreports.com/public_content/politics/biden_administration/l_a_wildfires_77_of_democrats_blame_climate_change

[20] Ranasinghe, R., A.C. Ruane, R. Vautard, N. Arnell, E. Coppola, F.A. Cruz, S. Dessai, A.S. Islam, M. Rahimi, D. Ruiz. Carrascal, J. Sillmann, M.B. Sylla, C. Tebaldi, W. Wang, and R. Zaaboul, 2021: Climate Change Information for Regional Impact and for Risk Assessment. In Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA, pp. 1767–1926, doi:10.1017/9781009157896.014.

[21] Watts, A. (13 de diciembre de 2021). El clima salvaje de California, mojado o seco, no es nada nuevo. California Globe. Recuperado de: https://californiaglobe.com/articles/californias-wild-weather-wet-or-dry-is-nothing-new/

[22] Cit. Crockford, S. en “Climate Change Isn’t Responsible for Disastrous Wildfires”. (12 de enero de 2025). The daily signal. Recuperado de: https://www.dailysignal.com/2025/01/12/climate-change-isnt-responsible-disastrous-wildfires/

[23] Ibid.

[24] Vose, RS, DR Easterling, KE Kunkel, AN LeGrande y MF Wehner, 2017: cambios de temperatura en los Estados Unidos. En: Informe especial de ciencia del clima: Cuarta evaluación nacional del clima, Volumen I [Wuebbles, DJ, DW Fahey, KA Hibbard, DJ Dokken, BC Stewart y TK Maycock (eds.)]. Programa de investigación sobre el cambio global de EE. UU., Washington, DC, EE. UU., Págs. 185-206, doi: 10.7930 / J0N29V45 . Recuperado de: https://science2017.globalchange.gov/chapter/6/

[25] Keeley, J. [et. al]. Ignitions explain more than temperature or precipitation in driving Santa Ana wind fires. Science. 21 Jul 2021. Vol 7, Issue 30. DOI: 10.1126/sciadv.abh2262

[26] Recuperado de: https://iotwreport.com/epa-puts-inconvenient-data-on-1930s-drought-and-heat-wave-down-the-memory-hole/

[27] Naciones Unidas. (19 de abril de 2021). Tres décadas perdidas en la lucha contra el cambio climático: el 2020 y el COVID-19 nos han dado un ultimatum. ONU Noticias. Recuperado de: https://news.un.org/es/story/2021/04/1490922

[28] USDA Forest Service, Forest Health Protection. (June 2011). Area and Percent of Forest Affected by Abiotic Agents (e.g., Fire, Storm, and Land Clearance).  Recuperado de: https://www.fs.fed.us/research/sustain/docs/indicators/indicator-316.pdf

[29] USDA Forest Service. (2009). America’s Forest. Recuperado de: https://www.fs.fed.us/foresthealth/publications/foresthealthupdate2009.pdf

[30] National Park Service. (18 de marzo de 2024). Indigenous Fire Practices Shape our Land. Recuperado de: https://www.nps.gov/subjects/fire/indigenous-fire-practices-shape-our-land.htm

[31] U.S. Fure Administration. (8 de junio de 2022). What is the WUI?. Recuperado de: https://www.usfa.fema.gov/wui/what-is-the-wui.html

[32] Devine, C.; Levenson, E.; Mezzofiore, G.;Glover, S. (15 de enero de 2025).  Buscando respuestas entre los restos tras los incendios forestales de Los Ángeles. CNN. Recuperado de: https://cnnespanol.cnn.com/2025/01/15/eeuu/respuestas-incendios-forestales-los-angeles-trax#:~:text=Alrededor%20del%2095%25%20de%20los,los%20responsables%20de%20Cal%20Fire.

[33] Giusto, H.; Vossler, I. El libro negro del ecologismo. Ideas Libres, México, D. F. 2022.