Marine Le Pen se prepara para unas elecciones anticipadas ante la crisis política del gobierno de Macron

Tras su encuentro con el nuevo primer ministro, Marine Le Pen dio su visión de la situación política actual en Francia en una larga entrevista con Le Parisien.

Aunque el RN es el partido que más votos tiene en Francia desde las elecciones de julio de 2024 y el número de diputados, Marine Le Pen reivindica una estrategia de equilibrio y prudencia. Por el momento, no se muestra muy comprometida con el nuevo Primer Ministro, con el que espera entablar un diálogo constructivo. Espera, en virtud de lo que ella llama su “feliz optimismo”, que no repita los errores de su predecesor Michel Barnier. “François Bayrou viene después de Michel Barnier, así que creo que es probable que vea lo que puede pasar cuando se ignora a 11 millones de votantes. Invitó primero al RN, como un gesto simbólico, teniendo en cuenta su peso político”, explica. Sin embargo, se muestra cautelosa: “Nos dice que nos escuchará, pero no es el primero en decirlo…”, y subraya que, por el momento, en ausencia de un gobierno, no ha dado garantías.

En su entrevista, Marine Le Pen subrayó la dificultad del posicionamiento político del Primer Ministro. No está allí para dirigir su propia política, sino para encontrar un equilibrio entre tres grupos que son esencialmente opuestos entre sí. El equilibrio entre los opuestos no debe lograrse a expensas de la coherencia, por ejemplo en cuestiones sensibles como la inmigración y la criminalidad: “Nombrar a un ministro de Justicia que se pasa el día contradiciendo al ministro del Interior no me parece una buena política”, señala, refiriéndose a lo que sucedió en el equipo anterior.

Un punto de convergencia importante parece estar surgiendo entre François Bayrou y Marine Le Pen: la reforma del código electoral para introducir la representación proporcional en las elecciones legislativas, lo que permitiría obtener una Asamblea Nacional más fiel al estado de opinión que la actual. El sistema electoral actual, que favorece las alianzas, conduce a una sobrerrepresentación de la coalición de izquierda, que obtiene el mayor número de diputados a pesar de contar con sólo 7 millones de electores, frente a los 11 millones del RN. François Bayrou es partidario de una representación proporcional plena, mientras que el RN hace campaña por un umbral mínimo, como ya ocurre en el Senado.

Aunque parece tolerante con el primer ministro y espera verlo actuar, Marine Le Pen no perdona a Macron, al que dirige palabras muy duras: “Emmanuel Macron, se acabó, o casi”, afirma con lucidez. El hecho de que François Bayrou se haya impuesto como Primer Ministro mediante una especie de chantaje es, para ella, una prueba de que el Presidente está al límite de sus fuerzas, despojado de su poder, tanto en el interior como en el exterior: “Por sus propias fuerzas, ha perdido el poder a nivel internacional, se ha peleado con todo el mundo. Ya no tiene influencia en la Unión Europea”, resume.

Su conclusión es simple: dadas las inmensas dificultades que atraviesa el presidente, que ya no tiene medios para gobernar y que es él mismo el responsable de ello, hay que esperar unas elecciones presidenciales anticipadas. A Macron todavía le quedan dos años y medio de mandato y, aunque se opone categóricamente a dimitir, en realidad ya no está en el poder. El reto de Marine Le Pen es, pues, prepararse lo mejor posible para esa inminente cita, en la que las primeras encuestas la sitúan en cabeza, una ventaja que no debe desperdiciar.